El pasado 26 de marzo tuve el privilegio de impartir el primer seminario organizado en el Aula Hispalex cuyo tema fue Técnicas de Fidelización y Captación de Clientes en los Despachos de Abogados. Vaya desde aquí un cariñoso saludo a todos los asistentes y al personal de la Librería Hispalex, encabezados por mi amigo y compañero profesional Jose Manuel Valdayo al que le auguro un gran éxito en su nueva aventura.

Pues bien, entrando en materia, destacar que el público que asistió al seminario estaba formado mayoritariamente por abogados, dándose la circunstancia de que había abogados jóvenes decididos a montar un despacho, otros con despacho recién creado y finalmente abogados veteranos con diversos periodos de experiencia. En definitiva, tuve la suerte de dirigirme a compañeros que disfrutaban de variada experiencia en su práctica profesional.

Tras el seminario tuve ocasión de charlar con algunos de los asistentes (jóvenes y no tan jóvenes) y he de decir que me reconfortó el confirmar que estos temas (formados por aspectos relacionados con la mejora de nuestra profesión desde las diversas perspectivas vinculadas a su ejercicio práctico)

Desgraciadamente, en la oferta formativa actual no existe una verdadera preocupación por incidir de forma contundente en estos temas, que podrían identificarse con aspectos tan dispares como la gestión y organización de los despachos, la estrategia, los clientes y la forma de interactuar con ellos, su fidelización y captación, la oratoria forense, nuestras habilidades y un largo etcétera, en el que el denominador común ha sido el avance del abogado en aquellos aspectos ajenos a la ciencia jurídica, pero que entiendo son esenciales para ser mejor abogado.

Sin embargo, creo que esto va a cambiar en breve, pues aquí “lo que manda es la demanda”, y es obvio que el abogado se está dando cuenta del valor que supone ampliar conocimientos en estas materias, ergo la oferta formativa está servida. Si no, al cuento.

Y ello es lógico, pues hoy en día, en los albores del siglo XXI, el abogado, mejor dicho, el buen abogado no puede limitarse a dominar la ciencia jurídica para la resolución del caso encomendado. Actualmente, el impulso de los tiempos le obliga a sobrevivir en un sector en el que hace decenios la competencia era anecdótica pero que ahora se ha convertido en el funesto leiv motiv de muchos despachos.

¿Qué hacer pues?

La respuesta está en la mejora continua de nuestras habilidades en todos aquellos campos en los que el abogado, el buen abogado, pueda ser mejor, más eficaz, más hábil y más capaz, sin dejar de ser un buen profesional que entienda sin ambages el funcionamiento tradicional de su profesión. Un abogado que no sólo sepa preservarse como buen profesional, sino que ayude a su despacho a crecer y a convertirlo en organismo vivo en el que sus integrantes alcancen la satisfacción y la alegría de hacer lo que les gusta, con un elevado conocimiento jurídico, pero sabiéndose fuertes y competitivos en un mercado, el de los servicios legales, que nunca volverá a ser el que fue.

En definitiva, un abogado completo, o lo que es lo mismo, el buen abogado.

Y este, este sí que es mi leiv motiv y, por supuesto, el de esta nueva aventura materializada en mi nuevo blog.

Muchas gracias por estar ahí.

Óscarleon