Ciertamente, cuando durante el interrogatorio de parte o de un testigo el juez se dirige en estos términos a un abogado, lo habitual es que éste se sienta en su interior manifiestamente incómodo, pues es obvio que está recibiendo por parte de aquel un claro mensaje que podíamos resumir de la siguiente forma: “Señor letrado, por mi parte considero que el interrogatorio toca a su fin, y como Vd. parece que pretende prolongarlo, le aviso de que debe ir concluyendo”.

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