Hoy vamos a dedicar el post a los parámetros de organización y gestión que todo despacho de abogados requiere para alcanzar la excelencia en su desempeño. Para el mejor planteamiento del tema, partiremos de dos premisas:

1ª.- Que los despachos de abogados son organizaciones (pequeñas, medianas o grandes), en las que se agrupan un conjunto de profesionales que, con el apoyo de personal interno y colaboradores externos, prestan servicios legales (asesoramiento, mediación y defensa) a sus clientes;

2ª.- Que objetivo de los despachos puede elaborarse desde una triple perspectiva: la prestación del mejor servicio legal al cliente; alcanzar el rendimiento económico que permita la supervivencia y el crecimiento de la organización; y, finalmente, el desarrollo humano de las personas integrantes de los mismos a través de su participación y contribución al proyecto común.

A la vista de las mismas, es indudable que la consecución de los objetivos a los que aspira todo despacho va a requerir no solo de una organización, sino que ésta habrá de gestionarse de forma eficaz, eficiente, ordenada y productiva, pues de nada nos valdrá, por ejemplo, disponer en el despacho de cinco profesionales muy capacitados, capaces de resolver los asuntos más complejos, si la organización en la que se incluyen no sirve de soporte para facilitar el desempeño de estos profesionales.

Por ello, hoy, con un fin meramente reflexivo, vamos a sugerir, desde nuestra perspectiva, lo que debe conseguir todo despacho como paso previo para que los objetivos citados (mejor servicio, rentabilidad y desarrollo personal) puedan ser alcanzados por la organización gracias a una adecuada gestión.

Para establecer estos requisitos me he inspirado en algunas nociones derivadas de los sistemas de calidad de la Norma ISO 9001:2000, y que a mi juicio, constituyen un extraordinario marco de referencia al que los despachos debemos aspirar para construir una organización de éxito. Vamos pues con ellos:

– Unas metas y objetivos claros en la organización.

– Un mejor conocimiento por parte de todos los miembros de la organización de lo que hay que hacer y de cómo hay que hacerlo.

– Un sistema de comunicación entre todos los integrantes de la empresa.

– Una clara comprensión por parte de la organización de cómo satisfacer al cliente.

– Un entorno en el que las responsabilidades estén bien definidas y en el que se fomente la claridad en cuanto a éstas.

– Una organización en la que la forma de hacer las cosas se encuentre normalizada a través de procesos como soporte para el mejor desempeño de los profesionales a la hora de prestar servicios legales.

– Un sistema que permita reajustar la forma de hacer las cosas cuando los resultados no sean satisfactorios.

– Un entorno en el que se promueva la mejora continua como un valor central institucionalizado en busca de la excelencia.

Lógicamente, estos logros no pueden verse como algo inmediato, pues de ser así, muchos compañeros sentirían un vértigo más que justificado. La mejor perspectiva es contemplar estas ideas como el camino, la senda, el recorrido que todos, especialmente los pequeños despachos, tienen que seguir para alcanzar la excelencia. Sin prisa pero sin pausa.

Y ahora, os toca reflexionar ¿Estoy de acuerdo con estas premisas? ¿A qué aspira mi despacho? ¿Coincido en la importancia de estos logros a conseguir para alcanzar los objetivos más importantes? ¿Teniendo en cuenta como es mi despacho, cómo voy a implantar todo esto? ¿Qué sistema he de emplear?…