Hoy viene un nuevo cliente al despacho. Reconozcámoslo, su llegada supone para nosotros un motivo de alegría y satisfacción; ¿cómo será? – nos preguntamos – ¿qué asunto o asuntos traerá? ¿será un asunto importante? ¿se convertirá en un cliente importante de nuestro despacho?

Esta reacción es lógica, pues un nuevo cliente podría identificarse para el despacho como el aire que respira nuestra organización. Sin él no podríamos sobrevivir. Por ello, esta es una experiencia muy positiva y gratificante para el abogado, sabedor que a más clientes que desean comenzar a trabajar con nosotros más fácil es vislumbrar un futuro halagüeño en nuestras organizaciones.

Con esta idea en mente, hoy me gustaría centrarme en una práctica que desarrollamos en nuestro despacho y que llevamos a cabo cada vez que accede un nuevo cliente.

Pero antes de entrar en materia te pregunto: ¿Haces algo especial o diferente cuando llega un nuevo cliente a tu despacho?

Respondida esta cuestión, sobre la que regresaremos más tarde, ahora os voy a exponer nuestra experiencia.

Cuando el cliente llega al despacho, lo pasamos a una sala donde en un par de minutos accederá el abogado para comenzar a atenderlo. Para aprovechar ese tiempo, nuestra secretaria le deja una carpeta con nuestro membrete que contiene una carta firmada por el Socio Director y le indica al cliente que esa carta es para él por si quiere echarle un vistazo. Naturalmente, el cliente, al marcharse la secretaria se pondrá a ojear la carta (esto no falla)

¿Y qué dice la carta?

Pues la carta, que podríamos denominar “Carta de Bienvenida al Cliente” contiene una serie de apartados debidamente encadenamos a modo de una misiva:

1º.- Bienvenida y agradecimiento por contar y confiar en el despacho.

2º.- Breve exposición de nuestro despacho y una frase que exprese su idiosincrasia (unas cuatro líneas)

3º.- Exposición de las reglas de funcionamiento esenciales del despacho: Teléfonos, horarios del despacho, necesidad de cita previa, presupuestación inicial del asunto encomendado y firma de hoja de encargo, etc.

4º.- Deseo de colaboraciones satisfactorias en el futuro y despedida.

El cliente, al leer la carta experimentará diversas sensaciones, entre las que me permito destacar las siguientes:

–          Este despacho es muy profesional y se ve que está organizado.

–          Han sido muy agradables y respetuosos al darme la bienvenida.

–          Me han aclarado diversos aspectos relativos a la interacción con ellos, por lo que al no tener dudas me siento más tranquilo.

–          Me han aclarado que antes de empezar sabré el coste de sus servicios y la forma de pago, esta transparencia y previsibilidad me gusta. Aquí no va a haber sorpresas.

–          Es la primera vez que vengo a un abogado y me siento tranquilo.

Y nosotros ¿Qué habremos conseguido?

–          Crear una experiencia positiva en el cliente.

–          Reforzar nuestra imagen como despacho profesional y que se preocupa por sus clientes.

–           “Educar al Cliente”, es decir, enseñarle desde el principio las reglas a las que debe someterse la relación profesional, avanzando con ello en la evitación de malentendidos que tanto daño nos hacen.

–          Posicionarnos en un tema de máxima importancia para el abogado al principio de la relación: la necesidad de  fijación de los honorarios profesionales. De este modo, cuando lo comentemos con el cliente no habrá tensiones ni dificultades porque, sencillamente, ya lo sabe.

Como es natural, esto es solo el comienzo, pues si queremos que el cliente siga experimentando positivamente la relación con nuestro despacho debemos continuar realizando acciones de fidelización adecuadas, aunque, bien mirado, la carta de bienvenida es todo un acierto, pues como decía Lao Tse “Un árbol enorme crece de un tierno retoño. Un camino de mil pasos comienza en un solo paso.”

Ahora, si respondiste a la pregunta que te hice con un No o Nada Especial, te llamo a la acción emplazándote para que confecciones tu propia carta de bienvenida al cliente.