El pasado viernes llegó a mi despacho un paquete de la editorial Thomson Reuters ARANZADI. Si bien ya conocía el contenido del mismo, no por ello dejaba de estar muy ilusionado con el significado de dicha entrega: ¡mi libro EL ABOGADO Y EL JUICIO ya estaba en las librerías!

Deciros, que si hay alguien que me ha motivado a escribir durante estos últimos años sobre la profesión de abogado habéis sido vosotros, compañeros de profesión y amigos que con vuestra anónima presencia me habéis animado día tras día a contribuir, en la medida de lo posible, a poner mi granito de arena en la mejora y crecimiento de esta maravillosa profesión en la que estamos embarcados.

Por ello, hoy, aprovechando este extraordinario foro, me gustaría compartir con vosotros un extracto de la introducción de la obra para que seáis los primeros en conocerlo. Igualmente, os paso el enlace de la misma, donde en la pestaña “Sumario” podréis conocer el índice y contenido completo de la obra (http://www.tienda.aranzadi.es/productos/ebooks/el-abogado-y-el-juicio-duo/8466/4294967101)

Decía el abogado Roland Boyd en una preciosa carta dirigida a su hijo que «un abogado que nunca pisa los Tribunales nunca sabrá como entregar un buen servicio a sus clientes. El mayor cumplido que un abogado puede recibir es: “Él es un buen abogado litigante”» Esta afirmación, con la que coincido plenamente, resume de forma sencilla la importancia que para todo profesional de la abogacía representa el actuar, con mayor o menor frecuencia, en sala: la necesidad de actuar en juicio para conocer realmente la esencia de nuestra profesión, en la que la defensa de los derechos e intereses de nuestros clientes culmina con nuestra intervención ante un auditorio formado por el juez, los abogados y las partes a las que representan y, finalmente, el público asistente. De esta forma y a través de esta perspectiva a medio y largo plazo del asunto, conociendo la eventual necesidad de una solución judicializada, el abogado aprende a valorar todo el proceso por el que atravesará el asunto y la necesidad de un buen servicio al cliente que contemple aquella potencial intervención letrada en el proceso.

Al amparo de esta idea nace EL ABOGADO Y EL JUICIO, Un Manual para la práctica profesional antes, durante y después del juicio, obra que se plantea sobre la base de tres objetivos:

–          Contribuir a destacar la labor del abogado litigante como figura esencial de nuestro estado de derecho.

–          Concienciar al profesional en que la actividad del abogado litigante se desarrolla antes, durante y después del acto del juicio, ofreciéndoles herramientas para actuar eficazmente en cada fase.

–          Entretener al abogado, transmitiéndole los conocimientos y experiencias prácticas de forma amena que lo induzcan a mejorar y a crecer.

La primera finalidad es la de contribuir a destacar la labor del abogado litigante como figura esencial de nuestro estado de derecho, y la mejor forma de hacerlo es destacando sus cualidades y habilidades y contribuyendo con algunas ideas que, surgidas de mi experiencia, pueden ayudar a la mejora de su desarrollo profesional como abogados litigantes.

El segundo objetivo reside en concienciar al abogado que la intervención en juicio no se limita a “intervenir en el juicio”, ya que éste no limita su actividad a actuar en sala defendiendo los intereses de su cliente, sino que su trabajo comienza mucho antes, cuando conoce la fecha del señalamiento del juicio. Es a partir de ese momento cuando vendrá obligado, por razones de competencia profesional, a adoptar una serie de decisiones que le permitirán llegar al acto judicial completamente preparado y con la seguridad y solvencia que se exige para el ejercicio de la abogacía, máxime cuando se actúa en sala, momento éste culminante en el ejercicio de nuestra profesión. Pero, además,  su trabajo no se limita exclusivamente al “antes y durante”, sino que para la realización de un servicio completo y satisfactorio para él mismo  y para su cliente, tendrá que haber un “después” en el que desarrollará una serie de actividades que le permitan realizar un cierre formal y material del caso que sin duda le ayudará a continuar con sus restantes actividades con la tranquilidad y seguridad de que ha realizado un trabajo bien hecho y que éste, y esto es muy importante, ha sido percibido por el cliente de forma satisfactoria.

Partiendo de esta idea, el libro se ocupa de examinar las conductas y acciones que irán, primero conformando la intervención del abogado; posteriormente inspirando su actuación en sala; para, finalmente, dejar atados los aspectos formales y materiales del juicio concluido.

Y como último fin de la obra, pretendemos entretener al abogado, transmitiéndole los conocimientos y experiencias prácticas de forma amena de forma que los mismos puedan implementarse con facilidad, generando en el lector un deseo de mejora y de autocrecimiento, habilidad ésta imprescindible en los tiempos que corren para la moderna abogacía.

Espero que disfrutes esta obra y que te sea de mucha utilidad, bien por ayudarte en tu intervención en juicio, bien por despertarte el deseo de seguir creciendo como abogado.