Como todo sistema basado en la aplicación de determinada técnica por el ser humano, el sistema constructivo empleado en la construcción de los edificios genera, en ocasiones, disfunciones que se materializan en defectos de diversa naturaleza y entidad. La constatación de dichas incidencias se produce en primer término con la percepción física del daño en el inmueble, si bien la evidencia del daño contrasta con la dificultad de determinar las causas del mismo, y en última instancia, la responsabilidad atribuible a los agentes que intervinieron en el proceso constructivo. Así, fruto de la dificultad que lleva aparejada la determinación de las causas que han provocado el daño y ante lo complejo de alcanzar una solución amistosa, es habitual que dichas controversias terminen examinándose en sede judicial.

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