Ante todo, saludaros nuevamente con el deseo de que hayáis pasado unas buenas vacaciones y, como se suele decir, estéis con las pilas puestas dispuestas/os a comenzar esta nueva temporada con buen ánimo y ganas de hacer las cosas bien.

Y qué mejor que empezar con un breve comentario al estudio que he tenido ocasión de examinar este mes de agosto denominado El abogado del Siglo XXI, elaborado por las profesoras de la Facultad de Derecho de ESADE Sandra Enzler y Eugenia Navarro (Mayo de 2014)

El estudio, centrado en el sector legal de los negocios y en las organizaciones internacionales en las que la función jurídica representa un papel cada vez mas estratégico, se llevó a cabo mediante en el envío de cuestionarios a mas de 500 profesionales con responsabilidades en el ámbito de la contratación de juristas y entrevistas con líderes de opinión en el sector para analizar aspectos sobre tendencias y cambios del sector (54 entrevistas)

Si bien el estudio dispone de mucha información sobre el cambio que se está produciendo en el sector de la abogacía y el impacto del mismo en el perfil del jurista, hoy me gustaría limitarme a destacar del estudio un aspecto de sumo interés sobre el perfil del jurista sobre el que ya he tratado en mis anteriores artículos y blogs (véase mi post de abril denominado Al abogado ya no le vale saber solo de derecho…).

Con ello me refiero al hecho de que en la actualidad, la excelencia técnica y la formación meramente jurídica no aportan un valor diferencial, puesto que al ser necesarias, es algo que ya se da por hecho tanto por el cliente como por quienes vayan a contratar al abogado. Sin embargo, un buen perfil competencial se convierte en un aspecto clave para convertirse en un profesional de referencia. En tal sentido, un 74% de los encuestados no contratarían a un profesional que solo aportara sólidos conocimientos jurídicos. En cambio, si contratarían en un 79% de los casos a un profesional que aportara clientes y generara facturación; y en un 94% a aquel que tuviera un buen perfil competencial.

Siguiendo con el informe, vemos que a la pregunta ¿Una vez garantizado el nivel adecuado y mínimo de conocimientos, a quien preferiría contratar: a) buen perfil competecial; b) excelente técnico; c) perfil comercial, la respuesta en porcentajes se distribuye de la siguiente forma:

Competencias…… 64 %
Perfil Comercial…..31 %
Excelencia Técnica..5 %

Igualmente, a la pregunta ¿Si tuviera qué definir el perfil idóneo para incorporarse a su organización, qué destacaría? La respuesta fija con claridad el perfil idóneo del abogado:

Competencias….. 90 %
Comercial……… 30 %
Idiomas………… 10 %

Por lo tanto, parece evidente que la disposición de competencias es un elemento fundamental para el perfil del nuevo abogado, pero ¿a qué competencias nos referimos?

El estudio establece como competencias mas requeridas el trabajo en equipo, liderazgo, comunicación, análisis, resolución de conflictos, orientación a resultados, negociación, mediación, gestión, capacidad de aprendizaje, planificación y gestión del tiempo, creatividad, resilencia, empatía y o orientación al cliente, si bien a ellas podríamos añadir como competencias otras capacidades que son tomadas en consideración por el estudio tales como generación de negocio, idiomas o las competencias propias de la inteligencia emocional.

En definitiva, si bien en próximos post iremos desgranando algunos aspectos del estudio, podríamos extraer las siguientes conclusiones en cuanto a las competencias del perfil del abogado:

1ª.- La capacidad técnica y formación jurídica del abogado es fundamental para el ejercicio de la profesión, si bien a nivel de una posible contratación en el mercado del sector legal, dicha capacidad ya no suma.

2º.- Un buen perfil competencial es clave para una posible contratación en el sector legal, por lo tanto, dicho perfil, si suma.

3º.- Actualmente existe una falta de competencias en el sector, causado fundamentalmente por la falta de aprendizaje de competencias durante la carrera.

4º.- Se antoja necesario y fundamental para el abogado una formación en competencias complementaria al conocimiento del derecho para operar en el sector.

Bien, creo que con esta primera información sea suficiente por hoy para conseguir el propósito que me anima en este primer post de la temporada: hacernos reflexionar seriamente sobre la importancia de ir avanzando en crearos un perfil competencial, necesario e ineludible en la nueva etapa de la abogacía en la que nos encontramos.

Mientras tanto, os dejo el enlace del estudio para que podáis examinarlo http://itemsweb.esade.edu/wi/Prensa/Estudio%20sector%20legal%20de%20los%20negocios%202014.pdf

Un saludo con el deseo de que disfrutéis de un gran curso profesional y personal en todos los sentidos.