Un compañero que tuve el gusto de conocer en un curso contactó recientemente conmigo para transmitirme su frustración al haber recibido una contestación a una demanda en la que su letrado firmante, sin razón alguna, empleaba expresiones y términos de claro menosprecio y falta de respeto al compañero contrario. Tras examinar dichas expresiones, concluí que la indignación de mi colega no era gratuita, pues ciertamente el escrito estaba plagado de comentarios y expresiones de desvalor y menosprecio, lo que lo convertía en un verdadero panfleto más propio de ambientes ajenos al foro.

Continuar leyendo en LegalToday.com