La selección española ha fracasado en el Mundial de Brasil. De esto no hay duda. Nuestra propia intuición y la de los medios de comunicación no pueden equivocarse: el descalabro ha sido absoluto. Ni los más pesimistas podían augurar este rápido y triste desenlace.

Afortunadamente para todos, el fracaso se ha suavizado gracias a lo conquistado en los últimos años por este extraordinario equipo. De hecho, con el paso del tiempo nadie se acordará del batacazo y si de los tres títulos que lucirán en las vitrinas de la Federación.

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