Hablar de la importancia del informe forense conduce inevitablemente a reflexionar sobre la creencia, en la que participan muchos letrados, de que el informe oral es un trámite que tiene escasa utilidad y relevancia, ya que, según dicho parecer, tras la práctica de la prueba en el acto del juicio oral los jueces ya tienen decidido el sentido del fallo. Ante esta tesitura, señalan que poco van a aportar las conclusiones o argumentos del letrado para cambiar dicha decisión. En cuanto a los informes que pudieran evacuarse en segunda instancia o casación, la misma opinión reside en que al estar toda la prueba practicada, valorada y argumentada por el juez de primera instancia, constando además los escritos de parte recurriendo u oponiéndose, los magistrados pueden formarse una opinión definitiva sin necesidad de escuchar informe alguno. De hecho, en los supuestos de apelación y casación, son precisamente los magistrados quienes son poco propicios a acordar la celebración de vistas, lo que da a entender el escaso valor que le dan en dicha instancia.

En mi opinión, basada en mi propia experiencia y en lo que he podido conocer a través de conversaciones con jueces, el informe oral es un trámite procesal de enorme importancia que siempre es considerado por éstos a la hora de adoptar una resolución. Trataré de explicar esta conclusión con detalle.

El informe oral constituye un trámite en el que las partes valoran las pruebas practicadas y plantean sus argumentaciones jurídicas a la vista de dicha valoración, se antoja más que necesario para fundamentar, de hecho y de derecho la pretensión de cada parte con el fin de que el juez se ilustre a fin de adoptar una u otra tesis. Es decir, con este trámite contradictorio, se facilitan al Juez los datos esenciales de la problemática del pleito, fáctica y jurídica, alcanzando éste con mayor facilidad la comprensión que le llevará a la resolución del caso ¿No es esto ya suficiente para considerar la importancia del informe?

Por otro lado, en mi práctica profesional (y en la de muchos de mis compañeros), he podido constatar que los jueces escuchan con interés los alegatos de los abogados y fiscales, manifestando con sus actos de comunicación no verbal un verdadero interés por el contenido de nuestras alegaciones. La mirada con atención e interés, la toma de notas cuando se cita algún argumento clave (que luego se ve reflejado en la sentencia), los gestos faciales considerando un determinado planteamiento, son indicios claros de la importancia del informe. Lógicamente, de todo hay en la viña del Señor, y en alguna que otra ocasión he tenido una experiencia frustrante a la hora de informar. He vivido desde el repaso por el Juez de autos correspondientes a los juicios posteriores hasta manifestaciones no verbales, muestra descarada de un evidente aburrimiento ante el informe de ambos letrados. Sin embargo, han sido situaciones excepcionales.

En mi opinión, la clave de la eficacia del informe reside en la necesidad de que éste siga una serie de pautas que lo hagan verdaderamente atractivo, en el sentido de estar dotado de los elementos necesarios para que la posible convicción que haya podido alcanzar el juez se vea confirmada o sea reconsiderada tras el informe.

No podemos olvidar que los jueces están saturados de pleitos y escuchar cada día numerosos informes orales , pesando además sobre ellos una enorme carga de trabajo, lo que los hace probablemente poco proclives a escuchar con la necesaria atención un informe oral en el que no concurran elementos como la brevedad, concisión, orden, claridad, valoración de la prueba y ordenada argumentación, etc. Por el contrario, de concurrir los mismos, estoy convencido de que el informe oral será de extraordinario valor para el juez al llamar su atención e interés y, en consecuencia, una herramienta eficaz para el abogado (este tema se desarrolla en el post http://www.legaltoday.com/blogs/gestion-del-despacho/blog-manual-interno-de-gestion/como-deberia-ser-el-informe-oral-para-persuadir-al-juez)

Por todo lo anterior, creo que el informe oral es clave para la defensa del caso encomendado, puesto que bien planteado, constituye la última oportunidad del abogado para convencer y persuadir al juez, quien a través de un buen informe, verá confirmado su posicionamiento tras la práctica de la prueba o, en otro caso, descubrirá nuevas vías que lo lleven hasta una conclusión diferente.

Para concluir, no estaría de más que hiciéramos examen de conciencia y valoráramos cómo exponemos el informe para, así, poder trabajar en mejorar nuestras destrezas, pues de este modo creceremos profesionalmente y, además, contribuiremos a la mejora de la Administración de Justicia.