La pasada semana asistí a una declaración de varios imputados, acto que se retrasó durante una hora y media, circunstancia de la que amablemente nos advirtió el funcionario de la oficina judicial por si queríamos hacer otra cosa, en lugar de quedarnos esperando a las puertas de la misma.

Ante tanto y tan poco tiempo a la vez, decidí acercarme a los juzgados de lo civil con la idea de poder asistir como público a algún acto judicial (juicio o audiencia previa) que se estuviera celebrando en uno de los juzgados en los que próximamente yo tuviera que intervenir. Finalmente tuve suerte, y pude «colarme» in extremis en una audiencia previa en la que intervenían hasta cuatro partes con sus respectivos letrados.

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