Todos los que nos dedicamos a este noble oficio, hemos tenido ocasión de escuchar en ocasiones que los abogados somos unos mentirosos y que lo enredamos todo para salir con la nuestra. Esta idea, extendida en la literatura, ha calado ampliamente en el sentir popular, y prueba de ello son las innumerables bromas, chascarrillos y refranes que el pueblo ha creado acentuando tal defecto.

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