La forma en la que los abogados procedemos cuando terminamos un asunto suele estar presidida por una actuación demasiado relajada en la que nos centramos exclusivamente en el archivo del expediente, obviando la realización de diversas diligencias que coadyuvarían a una evidente mejora en la prestación de nuestros servicios tanto para el cliente como para nuestra propia organización.

Continuar leyendo en LegalToday.com