Uno de los deberes fundamentales del abogado para con su cliente es transmitirle tranquilidad, pues ya sabemos que éste suele estar atravesando un momento complicado y, por tanto, apuntalar la relación transmitiéndole serenidad le ayudará sin duda a sentirse más cómodo durante el duro trayecto que tiene que recorrer en nuestra compañía, lo que coadyuvará igualmente a la tan ansiada fidelización del mismo.

Si descendemos al campo del litigio, qué duda cabe que en este contexto aumenta considerablemente la necesidad de que el cliente goce de cierta tranquilidad durante todas sus fases, por lo que es tarea del abogado ocuparse de garantizar que así sea.

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