Una compañera del despacho me refirió recientemente una mala experiencia que padeció hace días en el acto de la vista de un juicio verbal. Al entrar en sala, para su sorpresa, pudo constatar que el acto sería dirigido por un juez diferente al titular del Juzgado al que conocía sobradamente. Inicialmente, esto supuso una contrariedad, pues no sabía nada de la forma de dirigir del nuevo juez y habría que lidiar con dicho imprevisto, pero con el comienzo de las intervenciones la dificultad se tornó en preocupación para concluir en la más absoluta frustración.

No pretendo entrar en detalles, tan solo señalar que, según la letrada, la forma que el juez aplico las reglas procesales durante la vista diferían notablemente de la que solía emplear el juez titular, lo que supuso no pocas situaciones tensas que concluyeron en una vista verdaderamente frustrante.

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