Ya han pasado seis meses, y el escenario sigue prácticamente igual. Sin entrar en matices, los abogados no podemos sustraernos a la incertidumbre que genera la pandemia y a todas las consecuencias que esta conlleva sobre nuestra práctica profesional. Poco ha cambiado la situación, cierto, pero ahora llevamos unos meses de experiencia a nuestras espaldas, y lo vivido durante dicho periodo puede contener enseñanzas que hemos de aprovechar.

Partiendo del citado contexto, el presente post tiene como objeto ofrecer algunas ideas, reflexiones y recomendaciones que podemos implementar en este comienzo del curso profesional (aunque este año menos “comienzo” que nunca).

1º.- Aceptación de la realidad que nos ha tocado vivir.

Una de las lecciones que hemos de aprender de esta situación es que hemos ser conscientes de la incertidumbre que rodea nuestra profesión, pues aunque la situación actual tenderá a cambiar y volveremos a la normalidad, el hecho de comprender que las cosas nunca están completamente bajo nuestro control nos permitirá ver las cosas con más claridad.

Profundizar en lo transitorio de las cosas nos hace más realistas, por lo que nuestra capacidad de previsión aumenta considerablemente. Así, sabedores de que pueden ocurrir en nuestras vidas acontecimientos desagradables, la idea de lo transitorio nos permitirá prepararnos para hacer frente a lo peor, mientras disfrutamos de lo mejor de la vida.

Creo que en lo que llevamos pasado, muchos se habrán concienciado de esta idea.

2º.-  Estar muy atentos al mercado.

El mercado de los servicios legales está en continua transformación, acentuada por las actuales circunstancias. Nuevas formas de ejercer, nuevas demandas de los clientes, precariedad económica de los despachos y su clientela, son algunos ejemplos de los factores que están influyendo en nuestro sector. Por lo tanto, hemos de estar muy alerta.

¿Y cómo lo hacemos? Pues leyendo la prensa legal, cambiando impresiones con los compañeros, participando en formaciones, conferencias, escuchando a nuestros clientes, etc.

3º.- Tomar decisiones.

Uno de los cambios más llamativos que se han producido a causa de la pandemia en nuestro sector (y presumo que en muchos otros), es la dificultad de planificar a largo plazo, pues ante tanta incertidumbre sólo podemos hacerlo a corto plazo. Por ello, tenemos que ir acostumbrándonos a reducir nuestra planificación a periodos muy cortos (tres o cuatro meses), y con ello a tomar decisiones con suma rapidez, pues las circunstancias condicionan diariamente nuestro criterio a la hora de establecer la dirección del despacho y el curso de acción.

4º.- Máximo control de la tesorería del despacho.

Al final, donde verdaderamente golpea la pandemia es en nuestra economía, pues ante la reducción de encargos, pérdida de clientes, etc., es obvio que (salvo excepciones) durante este periodo necesitamos más que nunca disponer de tesorería para seguir avanzando. Al final, y eso lo sabemos los abogados, lo que cuenta es lo ingresado durante el mes.

Por ello hemos de controlar más que nunca nuestra tesorería, con un estricto control del gasto y un esfuerzo por facturar y, no menos importante, conseguir que los clientes paguen dentro de los márgenes de tiempo previstos.

Lo anterior nos lleva inevitablemente a la necesidad de valorar la importancia de gestionar esta crisis desde una perspectiva empresarial en la que todas las medidas que adoptemos (recursos humanos, financiación, fidelización, marketing), deberán solventarse con criterios empresariales.

5º.- Experimentar e implementar nuevas formas de trabajo.

El actual escenario va a suponer un antes y un después en la forma de trabajar en los despachos de abogados. El teletrabajo, con todas sus ramificaciones, ha llegado para quedarse; el uso de la tecnología, que no sólo se extiende a las videoconferencias con clientes, sino igualmente a los juicios telemáticos; el uso de los espacios en las oficinas, quizás no tan necesarios como antes; el acceso a las formaciones, etc.

Todo ello nos va a obligar, sí o sí, a experimentar nuevas formas de trabajar, en las que siempre va a estar presente el uso de la tecnología. Y ya se sabe, camarón que se duerme…

Por otro lado, la crisis tiene siempre una faceta de oportunidad, y en el caso de los despachos a los que la crisis de pocas alternativas (especialmente por su clientela o modelo de negocio) se va a manifestar a través de la posibilidad de reinventarse y cambiar el modelo de negocio por otro acorde con el nuevo escenario postcrisis; oportunidades no van a faltar.

6º.- Incrementar el contacto con nuestros clientes.

Esta medida no deja de ser un clásico, pero tiene más valor hoy día, puesto que la reducción de la demanda y la presión sobre los precios nos obliga a todos los integrantes del despacho (y subrayo, todos) a mantener un contacto permanente con nuestros clientes. Para  ello, debemos acompañar en todo momento al cliente demostrándole que nos preocupamos no solo por la correcta tramitación del encargo, sino que igualmente por su actividad o negocio. Esto se demuestra a través de pequeñas, pero continúas acciones que  manifiestan un serio interés por la situación personal del cliente o de su negocio.

7º.- Inmersión en la captación del cliente, con especial atención al formato on-line.

Hay que seguir generando nueva clientela, pues en ello va la vida de todo despacho. Así de simple, pero tan difícil de lograr. En consecuencia, ahora más que nunca, hay que fomentar, en la medida de lo posible, las acciones de marketing dirigidas a la captación de nuevos clientes. En este contexto resplandecen las acciones on line que llevan con nosotros varios años pero que precisamente hoy es cuando son más necesarias por razones obvias. Quien sepa manejar esta modalidad en estos tiempos difíciles tendrá mucho ganado.

No olvidemos que ahora mismo, todo el mundo está en internet, lo que significa que aquel despacho que haya sabido posicionarse en redes durante este tiempo, habrá salido fortalecido frente a muchos de sus competidores. Hoy en día, estar en redes es vital para un despacho de abogados, no sólo por la posibilidad de embarcarse en nuevos modelos de negocio, sino por el hecho de darse a conocer, de hacerse visible. A medio plazo esto va a ser fundamental.

8º.- Hacer equipo.

Indudablemente, y aunque resulte paradójico, son momentos de trabajar en equipo. Ahora más que nunca hemos de mantener un contacto permanente para coordinar nuestras acciones, establecer estrategias, formarnos, evaluar el cambio, tomar medidas, ponerlas en práctica y un largo etcétera de acciones que requieren el parecer, la opinión o el criterio del colectivo con el que solemos trabajar, y al que la distancia curiosamente nos ha acercado aún más. Incluso aquellos compañeros que trabajan de forma independiente (despachos unipersonales) están incrementando los contactos, no sólo con sus clientes, sino con otros compañeros, pues en tiempos de tanta incertidumbre, es vital relacionarse para ayudarnos y auxiliarnos en la búsqueda de soluciones y creación de nuevos proyectos de cara al futuro. Este tema lo traté a fondo en el post https://oscarleon.es/abogado-trabajo-equipo-tiempos-incertidumbre/

9º.- Familiarizarnos con todo lo relacionado a la comunicación mediante videoconferencias.

Las videoconferencias han llegado para quedarse, y van a tener una incidencia fundamental en las áreas en las que los abogados desarrollamos nuestras funciones: consejo legal, negociación y defensa ante los tribunales. Indudablemente, este factor deberá ser motivo de reflexión en los despachos, pues puede propiciar un cambio en la forma de prestación de servicios y de relacionarnos con nuestros clientes, todo ello sin perjuicio del futuro procesal que se avecina y que avanza sobre la base de propuestas tecnológicas.

Por ello, si es momento de potenciar alguna habilidad, creo que hay que centrarse en todos los aspectos relativos a la comunicación mediante el uso de las videoconferencias. Mucho tendremos ganado si mejoramos en este campo, pues indudablemente este sistema de comunicación nos va a acompañar durante mucho tiempo.

10º.- Continuar impulsando la transformación tecnológica

No podemos olvidar que muchos despachos no han concluido (algunos casi no han empezado) con el proceso de transformación tecnológica, y precisamente ahora es cuando toca ser más eficaces y eficientes.

Probablemente, haya más, pero, en todo caso, en mi opinión, estas son las que teniendo en cuenta el actual contexto, son fundamentales.

Podéis envíame sugerencias y comentarios con otras medidas o reflexiones a través del blog.