Los primeros días en los que nos reincorporamos al trabajo tras el periodo vacacional suelen ser bastante anárquicos. Los saludos y la inevitable charla con los compañeros; el examen de la documentación que ha entrado durante el mes de agosto; la necesidad de comenzar a planificar nuestros próximos trabajos; las primeras llamadas de clientes… Lo cierto es que para un abogado, los días de vuelta al trabajo no son días normales, sino más bien días de aterrizaje.

Estrés posvacacional

Cuando regresamos de unas vacaciones estivales (por muy cortas que hayan sido), el primer contacto con el trabajo, entendiéndose por tal comenzar inmediatamente a realizar el esfuerzo intelectual de trabajar en un asunto, supone (y está demostrado) una verdadera carga de estrés, ya que no nos encontramos habituados al ejercicio intelectual (se ha perdido momentáneamente la práctica), por lo que éste va a ser más costoso, salvo que lo hagamos de forma progresiva.

Propuestas para afrontar los primeros días después de las vacaciones

A pesar del novedoso contexto y la dificultad inherente de concentrarnos, los abogados tenemos ocasión de desarrollar en estas fechas una serie de acciones que pueden ayudarnos a entrar con buen pie.

  •  Interactuar: lo primero es lo primero, y es lógico que interactuemos con el personal y profesionales del despacho charlando sobre nuestras experiencias veraniegas, siempre y cuando, obviamente, dediquemos el tiempo preciso sin necesidad de extendernos en demasía.
  •  Examinar la información recibida durante la ausencia: a continuación, es muy recomendable examinar los correos electrónicos, llamadas, etc. que se hayan producido durante nuestra ausencia, por si alguno de estos temas requiere alguna acción inmediata a ejecutar en dicho momento (llamar a un cliente, responder a un correo, preparar un escrito)
  •  Revisión y actualización del estado en que se encuentran todos los asuntos: en esta fase, a modo de puesta al día, realizaremos un examen, sin excesiva profundización,  de todos los expedientes/asuntos que tenemos encargados y que se encuentran activos con el fin de conocer el estado real de los mismos y, sobre la base de dicha información, tomar las decisiones estratégicas oportunas.
  •  Toma de decisiones sobre los expedientes examinados: como continuación de la revisión (punto 3º), dispondremos de información sobre la última acción o resolución judicial, vencimientos, impulso a realizar, etc…, lo que nos facilitará la toma inmediata de decisiones, estableciendo entonces las próximas acciones a realizar a corto plazo así como la comprobación de los señalamientos y vencimientos en nuestra agenda.
  • Paciencia y calma: a pesar de ser días en los que las exigencias comienzan, es necesario que desarrollemos estas primeras acciones con paciencia, con calma y sin prisas. Es vital que comencemos a trabajar, pero sin excesivas presiones o autoexigencias que acabarán por desanimarnos nada más llegar. Ahora, aún es tiempo de reflexión.

La mente profesional debe estar en orden

Con estos pasos, podemos conseguir que nuestra mente esté orden (desde una perspectiva profesional). La falta de control sobre nuestro trabajo impide que la energía circule adecuadamente, por lo que si a través de la puesta al día la liberamos, ésta nos ayudará a sacar nuestro trabajo con más facilidad.

  1. Adquirimos un conocimiento general de todos los asuntos que estamos llevando a través de una puesta al día de los mismos.
  2. Actualizamos el estado de los asuntos, con lo que lograremos conocer nuestra carga real de trabajo, y dispondremos de un archivo totalmente renovado.
  3. Realizamos un doble control de la información recogida en el programa, especialmente en cuanto a vencimientos y señalamientos.
  4. Nos facilita el proceso de planificación de los asuntos.

La importancia de ponernos en contexto laboral después de los días de descanso

El sentarnos a saber dónde estamos nos dará perspectiva, es decir, nos permitirá vivir profesionalmente a medio plazo y no al corto, es decir, el día a día, como ocurre cuando entramos en materia y así sucesivamente sin un tiempo de reflexión.

Naturalmente, cada maestrillo tiene su librillo, y dependiendo de las circunstancias de cada abogado, podrán realizarse acciones muy variadas, si bien, en esencia, las expuestas deben, de una u otra forma, integrarse en unos días, que por su especialidad, van a requerir labores claves de puesta al día y planificación.

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