Hoy nos hacemos eco en nuestro blog de una interesante sentencia (AP de Almería de 27 de febrero de 2015, siendo Ponente el Magistrado don Laureano Francisco Martínez Clemente) cuyo conocimiento alcancé estudiando un asunto sobre servidumbre de medianera. Lo interesante del texto de la misma reside en que en su fundamentación jurídica se hace un exhaustivo examen de la prueba pericial en el orden civil y del proceso que se sigue por los jueces a la hora de valorar esta prueba.
Por ello, a continuación, y como necesario complemento del reciente post que publicamos sobre el interrogatorio del perito (https://oscarleon.es/consejos-para-el-interrogatorio-del-perito-por-el-abogado-litigante/)paso a reproducir las consideraciones más relevantes de la sentencia en cuanto a la función de la prueba pericial, los criterios que rigen su proceso de valoración, y otras cuestiones de interés.
La función de la prueba pericial es la de auxiliar al Juzgador en determinados aspectos relativos a una ciencia o arte, en cuanto los peritos, al tener conocimientos especializados, son llamados al proceso para aportar la máximas de experiencia que el Juzgador no posee o puede no poseer, y, para facilitar la percepción y la apreciación de los hechos objeto del debate. De ahí que el art. 348 de la vigente Ley de Enjuiciamiento Civil disponga que «el tribunal valorará los dictámenes periciales según las reglas de la sana critica » y ello por cuanto la prueba pericial no es un medio probatorio » stricto sensu «, dado su carácter auxiliar, que va dirigido a proporcionar al Juzgador conocimiento que éste no posee. Y en segundo lugar, porque los resultados de los dictámenes efectuados por los peritos no vinculan al Juez ni constituyen un medio legal de prueba sino que el Juzgador debe valorar dichos informes según las reglas de la sana critica, es decir, con criterios lógicos racionales, valorando el contenido del dictamen y no únicamente su resultado, en función de los demás medios de prueba o del objeto del proceso, a fin de dilucidar los hechos controvertidos, pudiendo el Juez optar por el más conveniente de los varios informes aportados o emitidos, si los hubiere, debiendo entenderse como normas de sana critica aquéllas coincidentes con los del natural raciocinio humano ( STS 6-10-1992 y 20-11-1993 ).
Por otro lado debe señalarse y en cuanto a la prueba pericial se refiere que tal y como señala el T.S. 1ª 16 marzo 1.999: «…La valoración de la prueba pericial debe realizarse teniendo en cuenta los siguientes criterios
a) la prueba de peritos es de libre apreciación, no tasada valorable por el juzgador según su prudente criterio, sin que existan reglas preestablecidas que rijan su estimación, por lo que no puede invocarse en casación infracción de precepto alguno en tal sentido y
b) las reglas de la sana crítica no están codificadas, han de ser entendidas como las más elementales directrices de la lógica humana y por ello es extraordinario que pueda revisarse la prueba pericial en casación, sólo impugnarse en el recurso extraordinario la valoración realizada si la misma es contraria en sus conclusiones a la racionalidad o conculca las más elementales directrices de la lógica. Así debe señalarse que no existiendo normas legales sobre la sana crítica y por tanto hay que atender a criterios lógico racionales, valorando el contenido del dictamen y no específicamente y únicamente su resultado en función de los demás medios de prueba o del objeto del proceso a fin de dilucidar los hechos controvertidos … «.
Aplicando estas reglas, el Tribunal, al valorar la prueba por medio de dictamen de peritos, deberá ponderar, entre otras, las siguientes cuestiones:
1º Los razonamientos que contengan los dictámenes, y los que se hayan vertido en el acto del juicio o vista en el interrogatorio de los peritos, pudiendo no aceptar el resultado de un dictamen o aceptarlo, o incluso aceptar el resultado de un dictamen por estar mejor fundamentado que otro: STS 10 de febrero de 1.994 .
2º Deberá, también, tener en cuenta el tribunal las conclusiones conformes y mayoritarias que resulten, tanto de los dictámenes emitidos por peritos designados por las partes, como de los dictámenes emitidos por peritos designados por el tribunal, motivando su decisión cuando no esté de acuerdo con las conclusiones mayoritarias de los dictámenes: STS 4 de diciembre de 1.989 .
3º Otro factor a ponderar por el tribunal deberá ser el examen de las operaciones periciales que se hayan llevado a cabo por los peritos que hayan intervenido en el proceso, los medios o instrumentos empleados y los datos en los que se sustenten sus dictámenes: STS 28 de enero de 1.995.
4º También deberá ponderar el tribunal, al valorar los dictámenes, la competencia profesional de los peritos que los hayan emitido, así como todas las circunstancias que hagan presumir su objetividad, lo que le puede llevar, en el sistema de la nueva L.E.C. a que se dé más crédito a los dictámenes de los peritos designados por el tribunal que a los aportados por las partes: STS 31 de marzo de 1.997.
4 comments
No tiene nada que ver si no conoces dónde están los juzgados para considerarte un buen o mal abogado, el simple hecho de no conocer la ubicación exacta de los juzgados no influye en tu capacidad intelectual que te hace ser un buen abogado, es una verdadera tontería creer que eres mal abogado por no conocer la ubicación física de los juzgados.
Ya, la cuestión no es que lo pienses tu como abogado, es que lo piense el cliente, que lo hace. La idea , en definitiva, es cuidar el detalle para que la prestación de nuestro servicio sea la más completa. Como dices, un abogado jamás puede creer eso.
Lo que pasa es que si no conoces los juzgados, a no ser que hayan mudado, ello puede reflejar, que nunca o muy pocas veces, hayas litigado, lo cual vera el cliente. Eso ademas, seria penozo. Por eso como dice el Dr. Cuidemos los detalles.
Gracias por tu comentario Samuel. Un saludo.