Los abogados iniciamos un nuevo curso profesional, y que mejor que dedicar este primer post a ofrecer una visión sobre los campos en los que sería recomendable poner el acento para continuar con nuestro crecimiento constante profesional. Naturalmente, la lista puede ampliarse con otros factores, si bien creo que los consignados constituyen un buen motivo de reflexión en un momento tan señalado como el presente.

Comenzamos…

Estudiar y profundizar en el conocimiento del derecho sustantivo: Somos abogados, y nos distinguimos por nuestra maestría y dominio del derecho, por lo que la excelencia en este aspecto es esencial, lo que nos obliga a no dejar de crecer y desarrollarnos en esta faceta.

Mejorar en aspectos emocionales: El autoconocimiento y el conocimiento emocional de las personas con las que interactuamos se está convirtiendo en una competencia primordial de todo abogado, pues al fin y al cabo las interacciones que desarrollamos se producen entre seres humanos y en un contexto generalmente controvertido; ¿existe otro lugar en el que el dominio del factor emocional no sea tan necesario?

Gestionar tu despacho: Como empresarios que somos, los abogados debemos planificar, liderar, organizar y controlar nuestros despachos, pues hoy en día, y máxime con la competencia existente, no podrá sobrevivir aquel que no dedique parte de su tiempo a dichas tareas, aun contando con la endémica limitación de tiempo que sufrimos.

Dar su sitio al cliente: El cliente, y esto no cambiará jamás, es el epicentro de la actividad del abogado y, por tanto, debemos redoblar nuestros esfuerzos tanto en la captación como en la fidelización de los mismos, acciones que requerirán el necesario dominio para aplicarlas con orden y equilibrio.

Afilar el hacha de nuestras habilidades: Decía Abraham Lincoln “si tuviera ocho horas para cortar un árbol emplearía siete en afilar el hacha”, lo que me lleva a recordar la importancia de dedicar espacios de tiempo a mejorar las competencias y habilidades necesarias para mejorar en nuestro campo de actuación (comunicación, oratoria, mediación, litigación, honorarios, clientes, etc.). Conocer el derecho, si, pero también saber aplicarlo.

Socializar en la profesión: En un sector cada vez más globalizado, considero de suma importancia interactuar con los compañeros de profesión, bien a través de alianzas o contactos periódicos, lo que nos permitirá estar al tanto de lo que se cuece en la profesión y, de paso, aprender de nuestros colegas.

Subirte a la ola de la transformación digital: La transformación digital es una realidad incuestionable, cuyas ventajas y riesgos son objeto de debate a diario. Aquí no hay excusas para quedarse atrás…

Descansar a conciencia: El descanso es vital para la ejecución de un trabajo bien hecho, por lo que hemos de aprender a encontrar momentos de ocio y esparcimiento que nos ayuden a recargar las baterías y comenzar cada día con fuerzas renovadas. Dormir bien, pasear, desarrollar hobbies, etc., todo vale.

Y sobre todo, el mejor consejo que puedo ofreceros: aproximarnos a la profesión amándola, pues de esta forma sortearemos todos los obstáculos que sin duda surgirán en nuestro camino.

 

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