Los abogados no somos muy dados a reunirnos con los colegas de profesión y compartir experiencias. Al menos así ha venido siendo de toda la vida, pues, muy suyos en lo que a su actividad atañe, los abogados han limitado su contacto o bien a los compañeros de su despacho, o durante las ocasiones de interacción inevitable en negociaciones, litigios, etc. Por decirlo de alguna forma, la competitividad de nuestra profesión y nuestros particulares egos nos ha hecho aislarnos de nuestro entorno, y prueba de ello es que si preguntamos a cualquier abogado que nos describa cómo es su competencia donde ejerce, es más que probable que no pueda responder adecuadamente. Sencillamente, no la conoce.

No obstante, todo apunta a que actualmente, con el auge de las redes sociales y del networking, esta tendencia está cambiando, y especialmente al amparo del crecimiento de la formación y de la necesidad de adquirir conocimientos o resolver dudas, cada vez se producen más contactos entre abogados. El mejor ejemplo de ello son los foros de internet.

Con estas premisas, hoy me gustaría contaros mi experiencia en esto de las relaciones entre abogados, puesto que, como veréis, existe una opción extraordinaria para lograr ese objetivo de estrechar lazos personales y profesionales de una forma sencilla y divertida.

Hace un par de años, mi socio del despacho y yo decidimos impulsar nuestras relaciones con algunos de los abogados con los que manteníamos sintonía tanto profesional como personal, es decir, con aquellos profesionales que trabajaban externamente con nosotros y con los que, fruto de dicho contacto, ya podían calificarse como amigos. Entre ellos había varios abogados de empresa a las que asesorábamos externamente, un oficial de notaría, un abogado de una entidad bancaria, un economista, un par de abogados con los que tan solo nos unía la amistad (pero que sabíamos que encajaría en el grupo), y así, hasta diez personas.

La idea era reunirnos periódicamente (al menos una vez al mes) para almorzar y cambiar impresiones sobre aspectos de la profesión, resolver dudas recíprocas y traer al grupo novedades del sector que podrían ser de valor al resto de los compañeros. Con independencia de lo anterior, y como la idea era pasarlo bien, el buen ambiente, tono relajado y tendencia a la chanza serían la prioridad número uno.

Y he aquí que empezamos a reunirnos en este foro y el éxito fue total. El reunirte con tus compañeros en un ambiente distendido, mezclando el trabajo con lo personal, y sabiendo que todo el mundo asiste con buen ánimo y ganas de pasarlo bien, es algo así como un oasis en el desierto de nuestra actividad diaria.

Por ello, una vez transcurrido el tiempo suficiente para poder valorar con solvencia nuestra experiencia, lo cierto es que es una buena idea, y para avalar este aserto, os ofrezco algunos de los beneficios que hemos constatado:

– Estas reuniones permiten una puesta al día en lo que se cuece en la calle, es decir, de las tendencias, últimas noticias, mentideros, etc.

– Aprendemos a través de las experiencias de otros profesionales que pueden ayudarnos a resolver dudas sobre algún asunto que tengamos “enquistado”

– Las diversas perspectivas desde las que se resuelven dudas o se suministra la información, enriquece, pues no es lo mismo la visión de una notaría que un despacho de abogados, ni es la misma la de éste que la de una empresa.

– Nos ayuda a conocer el mercado legal que hay ahí fuera, lo que, a su vez, nos ayudará a conocer a nuestra competencia.

– Haremos amigos, algunos nuevos a través de la incorporación de otros compañeros, y se incrementan los lazos de fraternidad con los ya conocidos.

– Y, sobre todo, nos relajaremos un poquito, que nos lo merecemos…

Si te gusta la idea, no lo dudes y organiza un grupo de abogados (mientras más variopinto sea, mucho mejor), ponle un nombre, y te aseguro que no te arrepentirás, pues seguirás ejerciendo, pero en un nuevo entorno inimaginable hasta ahora. Aquí todos ganan, y de ahí el título de este post.

¿Te animas?