Los juicios telemáticos han transformado la dinámica de los procedimientos judiciales, imponiendo importantes desafíos para los abogados, especialmente en lo que respecta al interrogatorio de testigos. La virtualidad ha comprometido el principio de inmediación, esencial para la valoración de la prueba testifical, y ha generado barreras técnicas, organizativas, comunicativas y psicológicas que afectan la efectividad del interrogatorio.

A continuación destacaremos las principales dificultades, sistematizadas por categorías, sin perjuicio de abordar en un próximo post las estrategias que los abogados podemos emplear para superar estos problemas.

Pérdida de la comunicación no verbal y su impacto en el interrogatorio

Uno de los principales problemas del entorno telemático es la restricción en la percepción del lenguaje no verbal. En los juicios presenciales, el abogado puede utilizar su postura, gestos y conductas no verbales para transmitir autoridad y ejercer control sobre el testigo. Sin embargo, en un juicio virtual, el encuadre de la cámara limita la visión al rostro y el torso, eliminando la capacidad de causar un impacto físico en la sala de audiencias. Esta limitación reduce la percepción de confianza y dominio del abogado, afectando la dinámica del interrogatorio.

Del mismo modo, el testigo también pierde parte de su comunicación no verbal. La pantalla oculta movimientos corporales, posturas y gestos sutiles que podrían indicar nerviosismo o evasión. La falta de proximidad impide detectar microexpresiones o reacciones espontáneas que, en un juicio presencial, permitirían evaluar mejor la credibilidad del testimonio. Además, el contacto visual directo, una herramienta clave para generar presión psicológica y control sobre el testigo, se vuelve artificial en una videoconferencia, ya que mirar a la cámara no equivale a establecer una conexión real con los interlocutores.

En cuanto al lenguaje paralingüístico, que abarca aspectos como el tono de voz, la entonación, el volumen y las pausas en la comunicación, también se ve afectado en los juicios telemáticos. En un entorno presencial, los abogados pueden analizar cambios en el ritmo del habla, pausas estratégicas y fluctuaciones en la intensidad de la voz para detectar inseguridades o incoherencias en el testimonio del testigo. En un juicio virtual, estas señales pueden distorsionarse debido a interferencias en el sonido o problemas de sincronización entre el audio y la imagen, lo que dificulta la evaluación de la credibilidad del testigo. Por otro lado, las expresiones verbales pueden magnificarse o reducirse involuntariamente a través del filtro digital.

Barreras tecnológicas y sus efectos en la dinámica del juicio

El éxito de un interrogatorio en un juicio telemático depende en gran medida de la calidad de la tecnología utilizada. Problemas como la inestabilidad de la conexión a internet, el desfase en el audio, la baja calidad del video o las interrupciones externas pueden afectar la fluidez del interrogatorio y distorsionar la percepción de la veracidad del testigo.

Asimismo, la ausencia de estándares tecnológicos en la gestión de los juicios virtuales genera incertidumbre sobre la estabilidad y seguridad del sistema. Un testigo que enfrenta problemas técnicos puede verse afectado en su concentración y claridad al responder, lo que complica la labor del abogado al formular preguntas y evaluar las respuestas obtenidas. Estas deficiencias tecnológicas comprometen la calidad de la prueba testifical y dificultan la toma de decisiones fundamentadas por parte del juez.

Impacto del entorno del testigo en su actitud

En un juicio presencial, el ambiente formal y la disposición de la sala de audiencias imponen un nivel de solemnidad que influye en el comportamiento del testigo. La presencia del juez, el público y los abogados genera una presión psicológica que favorece respuestas más medidas y controladas. Sin embargo, en un juicio telemático, el testigo puede encontrarse en un entorno familiar, como su hogar, lo que reduce la tensión e incluso puede generar una actitud más relajada o desafiante.

Además, el testigo puede tener acceso a elementos externos, como notas o dispositivos electrónicos, que en un juicio presencial estarían restringidos. Esto le permite elaborar respuestas más preparadas o recibir ayuda externa incontrolable, afectando la espontaneidad y la fiabilidad de su testimonio. La falta de control sobre su entorno también puede dar lugar a distracciones, disminuyendo su concentración y afectando la coherencia de sus respuestas.

Limitaciones organizativas y su efecto en el control del juicio

La estructura y dinámica de los juicios telemáticos presentan desafíos organizativos que afectan el desarrollo del interrogatorio. En un juicio presencial, el juez puede intervenir de manera inmediata para regular la dinámica del interrogatorio, corregir comportamientos del testigo o garantizar el orden del proceso. En un entorno virtual, estas intervenciones pueden retrasarse debido a problemas técnicos o dificultades de comunicación, afectando la continuidad del interrogatorio y la coherencia de las respuestas del testigo.

Asimismo, la disposición de los participantes en la videoconferencia no replica la estructura de una sala de audiencias. En un juicio presencial, el abogado puede utilizar la proximidad física para ejercer cierto grado de presión sobre el testigo y observar su lenguaje corporal en tiempo real. En cambio, en un juicio telemático, el encuadre de la cámara limita esta interacción, impidiendo el uso de estrategias persuasivas que en un entorno presencial serían altamente efectivas.

Consecuencias en la valoración de la prueba testifical

El principio de inmediación, esencial en la valoración de la prueba testifical, se ve comprometido en los juicios telemáticos debido a la pérdida de información no verbal y la barrera tecnológica. La distancia virtual impide al juez percibir con la misma claridad las actitudes, gestos y reacciones del testigo, lo que limita su capacidad de evaluar la fiabilidad de las declaraciones. Esta falta de proximidad física reduce la riqueza de la información disponible para la valoración de la prueba, afectando la toma de decisiones en el proceso judicial.

Los juicios telemáticos han supuesto un desafío significativo para los abogados en el interrogatorio de testigos, afectando la comunicación no verbal, la organización del juicio y la valoración de la prueba testifical. La tecnología, lejos de ser una solución perfecta, introduce barreras que dificultan la percepción de la sinceridad y la espontaneidad del testigo.

El entorno virtual reduce la presión psicológica que en un juicio presencial influye en la actitud del testigo, aumentando la posibilidad de respuestas evasivas o actitudes desafiantes. Asimismo, la falta de control sobre su entorno y la imposibilidad de leer completamente su lenguaje corporal afectan la estrategia del abogado y la efectividad del interrogatorio.

Ante estos desafíos, resulta imprescindible que los profesionales del derecho se adapten a las nuevas dinámicas procesales y desarrollen estrategias que compensen las limitaciones del entorno telemático. La formación en comunicación forense y el dominio de las herramientas digitales se presentan como requisitos esenciales para garantizar interrogatorios eficaces y una adecuada valoración de la prueba testifical en el nuevo escenario judicial.

En un próximo post trataremos esta materia.

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