La abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras llenando tu alma de rencor llegaría un día en que la vida sería imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota ( don Eduardo J. Couture).

Me contaba otro abogado que recientemente, en la declaración de un imputado en presencia judicial, éste, se dirigió hacía mí compañero en tono y agresivo llamándole la atención por el hecho del abogado del denunciante. Más o menos, vino a decirle que “¿cómo se prestaba a sostener dicha denuncia?”. El Juez, de forma inmediata, llamó al orden al declarante y la cuestión quedo zanjada. Lo que más sorprendió a mi buen amigo fue que el letrado contrario, al concluir la declaración, se marchó tranquilamente con su cliente sin pedir disculpas por el comportamiento de éste. Eso sí, se despidió correctamente, pero de lo que había pasado en el despacho de Juez, ni una palabra.

Continuar leyendo en legaltoday.com