Interrogar e informar en juicio es todo un arte, y para ponerlo en práctica, el abogado debe disponer durante el juicio de un pensamiento claro y sin interferencias que le permita tomar con inmediatez decisiones y ejecutarlas a través de una exposición ordenada. Igualmente, deberá disponer de una capacidad de formarse un criterio acerca de cuanto acontece en el juicio y de valorarlo sobre la marcha para actuar en consecuencia.

Aquí se mezclan dos habilidades: por un lado, la atención plena que debe mantener el abogado durante el juicio, de modo que debe estar pendiente no sólo de él mismo, sino igualmente del juez, del abogado contrario y de cualquier detalle a tener en cuenta para su estrategia; por otro lado, se exige una capacidad de reacción prodigiosa para evaluar y, sobre la marcha, tomar la decisión correspondiente.

Lo expuesto anteriormente podría resumirse en una palabra: atención; y para alcanzarla no podemos olvidar un factor de notable importancia en la intervención del abogado, cual es disponer de una adecuada “intendencia”, es decir, contar con la necesaria organización para poder desarrollar nuestra actividad adecuadamente para la consecución de nuestros fines.

Dedicaremos pues este post a establecer algunas sencillas normas de organización dirigidas a facilitar al abogado el cumplimiento de su función cuando se encuentre en sala, no olvidando que lo que pretendemos es evitar que se produzcan distracciones que conduzcan a una pérdida de concentración, que suele ser letal en determinadas fases del juicio.

El estrado despejado y organizado.

Hemos de disponer el estrado donde vamos a colocar nuestro material lo más despejado y organizado posible, puesto que la concentración, atención y capacidad de reacción que nos exige el juicio, requiere que todo el material empleado se encuentre debidamente ordenado y organizado en estrados, siempre a la vista, pues de esta forma podremos acceder al mismo con rapidez, evitando con ello que dicha concentración se vea alterada por culpa de la búsqueda de determinado documento o material auxiliar (bolígrafo, lápiz, etc.).

Por lo tanto, es preciso que cuando entremos en sala y nos sentemos, procedamos a colocar todo el material de forma ordenada, a la vista, y en disposición de ser empleado con la necesaria inmediatez. En esta categoría incluiremos documentos de todo tipo, bolígrafos, botella de agua, portátiles, etc.

La documentación debidamente organizada.

Constituye una práctica muy recomendable recopilar toda la información documental relevante del litigio, y compendiarla en una especie de carpeta con el fin de emplearla como herramienta de auxilio antes y durante la intervención en sala. No obstante, si preferimos llevarla a juicio sin compendiar, es igualmente muy importante que en la mesa dispongamos de la información documental perfectamente colocada y dispuesta para ser empleada en el momento preciso para evitar caer en retrasos innecesarios.

Veamos los documentos indispensables que hemos de colocar en estrados:

1º.- Texto en el que se contienen las alegaciones que vayamos a hacer o a responder en caso de que se vaya a invocar algún hecho nuevo, vulneración de derechos, etc., o preveamos que la otra parte lo hará.

2º.- Escritos rectores del procedimiento (demanda y contestación). Junto a dichos documentos, es recomendable adjuntar la documentación que se acompaña a dichos escritos o al menos la esencial, pero si es demasiado voluminosa, es mejor llevarla separada. En este apartado hemos de incluir la relación numerada de los documentos aportados con demanda y contestación, lo cual favorecerá acceder al documento ante cualquier incidencia que se produzca o durante los interrogatorios.

3º.- Notas de pruebas aportadas por las partes y Acta de la Audiencia Previa.

4º.- Documentación relativa a la práctica de la prueba:

– Nota del interrogatorio de parte, que incluirá tanto la ficha relativa al interrogatorio de la parte contraria como la de nuestra parte en caso de repreguntas. Igualmente, se adjuntará la ficha (información)  de la parte contraria (aspectos relevantes de la parte a considerar).

– Nota del interrogatorio de testigos, compuesta por las fichas relativas a los interrogatorios directos y contrainterrogatorios y las correspondientes (informaciones) de cada uno de los testigos a los que vamos a interrogar.

– Nota del interrogatorio de peritos, donde incluiremos las fichas relativas a los interrogatorios de peritos y las correspondientes (informaciones) de cada uno de los peritos a los que vamos a interrogar.

5º.- Informes periciales aportados: Es recomendable disponer de los informes que se hayan emitido por los peritos, pues facilitará el desarrollo del interrogatorio.

6º.- Informe oral y guion del informe.

7º.- La Ley procesal correspondiente.

Folios para tomar notas.

Constituye una práctica muy recomendable disponer de algunos folios en los que iremos apuntando aquellas cuestiones que habremos de tener en cuenta a la hora de interrogar a algún testigo o de emplear en nuestra argumentación o refutación del informe oral. Esta práctica no es baladí, pues si no tenemos previsto donde tomar nota, es probable que lo hagamos en algún documento que, cuando llegue el momento, no localicemos pues no estaba previsto su uso específico para ello.

Este documento podría dividirse en una parte para los interrogatorios y otra para las alegaciones en el informe oral.

Ipads, portátiles, etc.

Cada vez es más frecuente ver a letrados que se sirven de ipads o portátiles donde se encuentra recopilada la información del juicio. En tales casos, es recomendable no sólo dominar el manejo de dichos dispositivos, sino disponer de información documental esencial de apoyo para el caso de que se produzca algún problema inesperado, bien de conexión, bien de funcionamiento del hardware.

Kit de supervivencia.

No está de más llevar una botella de agua y disponer de pañuelos de papel por si acaso, pues no es la primera vez que ante la prolongación en el desarrollo de un juicio, nos hemos visto con dificultades a la hora de exponer nuestro informe debido a la sequedad, lo que podría haberse corregido fácilmente con un pequeño sorbo de agua.

En cuanto a los pañuelos, ¿Quién no los ha echado de menos alguna vez en juicio?…