Esta frase, que escuche recientemente en boca de un ejecutivo de una empresa de publicidad de Manhattan en la serie americana “Mad Men”, me recordó la importancia que para toda empresa tiene la fidelización del cliente, máxime cuando la competencia está ahí, muy cerca, acechando al recién llegado. Y entre las tareas de fidelización, se encuentran aquellas actividades de marketing por las que el despacho consigue obtener del cliente nuevos encargos para prestar nuevos servicios. Hoy, vamos a centrarnos en la importancia de estas tareas, y la discriminación que sufren como consecuencia de la predisposición de los despachos a volcar todo su esfuerzo en la captación de nuevos clientes.
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