Hablar actualmente del cliente problemático en el sector de la abogacía puede parecer poco ortodoxo, escasamente diplomático e incluso inconveniente, dadas las circunstancias por la que atraviesa nuestra economía y la relevancia que en la actualidad ostenta todo lo relativo a la calidad y el servicio al cliente, que no olvidemos, como reza el dicho, “siempre tiene razón”. Sin embargo, quizás la actual coyuntura del mercado es la mas adecuada para reflexionar sobre una figura, que desde los albores de nuestra profesión ha estado presente en las conversaciones de abogados, y que, precisamente en situaciones como la presente, pueden constituir un serio hándicap.

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