«Acércate a cada cliente con la idea de ayudarlo, resolverle su problema o lograr su meta y no para venderle un producto o servicio.» Brian Tracy.

El abogado del siglo XXI debe disponer de las habilidades que lo conviertan en un verdadero comercial de sus servicios profesionales, entendiéndose por comercialidad la capacidad de atraer y captar nuevos clientes y fidelizar los existentes. Para ello, el abogado deberá concienciarse de la importancia que la actividad comercial tiene para la creación y crecimiento de los despachos profesionales, y el papel que dichas competencias y habilidades jugarán en su propio crecimiento profesional, bien individualmente, bien en la jerarquía profesional de la firma.

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