Cuando comencé mi práctica como abogado, lo primero que aprendí y que desconocía completamente era que los abogados prestábamos nuestros servicios para unos señores denominados clientes. No salía de mi asombro, pues eso de los clientes me sonaba a cuestiones relacionadas con el consumo de los productos y servicios que desde hacía años venía practicando, primero a través de mis padres y ya, algo más mayorcito, por mi propia cuenta. Ir a un economato, comprar un electrodoméstico, la ropa y vestido, etc…acarreaba ser cliente, pero eso de que un abogado trabaje para un cliente…

Continuar leyendo en legaltoday.com