Para la adecuada gestión de los clientes problemáticos disponemos sustancialmente dos estrategias: la prevención y las medidas de reciclaje o cese de la relación. En el primer caso, lo que se pretende es crear un filtro adecuado para detectar posibles malos clientes cuando acceden al despacho de manera que podamos decidir si nos interesa aceptar o no el encargo. En el segundo, una vez que el cliente ha resultado perjudicial, se trataría de reeducarlo para poder mantener la relación en un escenario mas positivo o, en su caso, concluirla.

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