Cuando el cliente o el potencial cliente se aproxima el despacho y nos hace una consulta, ésta puede tener tres finalidades:
- Consulta de un nuevo cliente para que se le resuelva una duda legal durante la misma.
- Consulta de un nuevo cliente sobre una acción legal que va a adoptar, para lo que requiere un abogado y desea conocernos para explicarnos el asunto y evaluar si podría encomendarnos el mismo.
- Visita de un cliente habitual en la que éste plantea una duda legal o consulta sobre una acción que quiere entablar.
De las tres modalidades, entiendo que la primera y la última no deben generar problema alguno, puesto que en ambos casos las condiciones de la visita o consulta están más que aclaradas desde el principio. En el primer caso debido a que el cliente sabrá los honorarios de la consulta y, en el tercero, el conocimiento y experiencia del cliente facilitará la superación de cualquier cuestión relativa a los honorarios (ya sabe como trabajamos).
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2 comments
Óscar!! muy bueno este! Recuerdo que además hablamos sobre el tema en el curso que diste el viernes pasado!
Estos clientes aparecen demasiado a menudo!
Cabe otra posibilidad, que es la mas factible, y que es precisamente la que no contempla él artículo.
Un ciudadano necesita un abogado para emprender acciones legales, y por la fuente que sea, ha dado con un determinado despacho. Solicita una cita y se le concede.Tras explicar detalladamente su caso, abandona el despacho comprometiéndose a remitir al abogado toda la documentación del asunto, para que éste la estudie, y en caso de ser viable la pretensión, le remita presupuesto.
Tras el estudio del asunto y reconocer que al potencial cliente le asiste la razón en sus pretensiones, el abogado se lo comunica y al mismo tiempo le remite el presupuesto. Éste no lo acepta, pero no porque no tuviera nunca intención de contratar los servicios de dicha firma y anduviera solamente buscando su parecer legal, sino porque no le parecen justas ni las condiciones que ésta impone ni las cantidades que le exige para la llevanza del asunto, que es muy diferente. Si los despachos, en vez de imponer y pedir tanto por un servicio que todavía no han prestado y que ni se sabe si van a prestar ni como lo van a prestar, ofrecieran garantías y facilidades a los potenciales clientes, a lo mejor, les cantaba otro gallo.
Para nosotros los clientes no es nada agradable tener que andar rodando de despacho en despacho. Si hay acuerdo con el primero que visitemos, mucho mejor.