En el foro siempre se podrán producir situaciones que exijan del auditor que intervenga acuciado por las circunstancias del momento, sin tener preparada previamente su forma de actuación. La razón de esto es obvia: lo que puede acaecer en el desarrollo de las vistas no depende de nosotros, y existen múltiples factores que, debidamente conjugados, pueden derivar en situaciones no previstas. Estas situaciones son las que, incluso para el orador más experimentado, generan el estado de expectación y tensión previa al juicio, puesto que nunca sabemos a ciencia cierta que nos vamos a encontrar en una vista. De hecho, cuando tengo que asistir a una audiencia previa o a un juicio, a pesar de que trato de tener controlados todos los detalles y los posibles imprevistos, siempre me queda la preocupación de que algo puede fallar ante las decisiones del juez o cualquier demanda, petición o sugerencia de un tercero.

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