Una vez adquirido el suelo, el promotor debe disponer de suficientes recursos económicos para afrontar con éxito el desarrollo inmobiliario proyectado. Para ello existen dos opciones perfectamente diferenciadas: la financiación a través de empleo y disposición de fondos propios (supuesto éste excepcional) o el acceso a dichos recursos a través de entidades bancarias, financieras o de crédito. La práctica habitual nos enseña que ésta segunda opción es la más habitual, por lo que vamos a centrarnos en las alternativas más importantes del mercado inmobiliario.
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