La pasada semana, tras un encuentro con jóvenes abogados, un recién iniciado me comentaba, algo confuso, que en el despacho en el que hacia las prácticas no levantaba cabeza examinando expedientes y que, la verdad, no veía tan compleja la jornada del abogado…
¡Nada más lejos de la realidad!, le dije, pues, con independencia de que debía ser paciente y esperar el desarrollo de su plan formativo, la actividad diaria de un abogado comprende multitud de tareas de distinta naturaleza que se engloban en distintas categorías (en el despacho-fuera del despacho; trabajo en soledad-interactuando con terceros; trabajo de estudio y redacción- negociación, consejo o actuación en sala; actividad comercial-actividad de gestión, etc…).
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