La estructura de la comunicación, o lo que es lo mismo, el conjunto de elementos que la integran, se encuentra formada por la parte “digital” (lenguaje verbal como son las palabras, las letras, los números) y la parte “analógica” (lenguaje no verbal o la forma en la que transmitimos el mensaje a través de la voz, los movimientos corporales, etc.).

Lo interesante de dicha distinción reside en que los seres humanos, a la hora de comunicarnos verbalmente y transmitir un mensaje, el componente digital solo participa en un 7% mientras que el digital lo hace en un 93%. Concretamente, la «mayoritaria» parte digital se distribuye en un 38% (a través del tono, ritmo, el volumen y las pausas de nuestra voz) y el restante 55% a través de elementos como la respiración, postura, gestos, movimientos de manos y brazos, movimientos de los ojos, etc.

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