Todos los abogados que trabajan en despachos pequeños y medianos son conscientes de la importancia que revisten los aspectos económicos y financieros, preocupación directamente proporcional a la incapacidad o dificultad de aquellos para gestionar adecuadamente esta materia, lo cual no es extraño, ya que ésta abarca cuestiones tan importantes como la presupuestación, hoja de encargo, emisión de las provisiones, control de los pagos, pago de impuestos, control de otros gastos generales del despacho, contabilidad, etc…, situaciones para las que el abogado no se encuentra preparado, bien por carecer de formación como de tiempo para dedicarse activamente a estas materias.

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