Como en toda organización empresarial, en los despachos de abogados se producen continuas interacciones entre las personas que lo integran; unas serán conversaciones informales y otras relacionadas con la actividad profesional o laboral.
Por poner algunos ejemplos, el abogado solicitará a la secretaria/o que realice una determinada llamada; de administración solicitarán al abogado que aporte información para elaborar un presupuesto o una factura de honorarios; un abogado pedirá a otro que localice determinada doctrina o jurisprudencia para preparar el caso. Estos ejemplos podrían ampliarse a mayor dimensión del despacho y número de aéreas implicadas.
Lo que tienen estas interacciones en común es que las personas solicitan y proveen al otro de un servicio necesario para el desarrollo de la actividad de la organización, resultando igualmente un lugar común en todos estos ejemplos, el hecho de que a todos (abogados, empleados, colaboradores) nos gusta dar y recibir un servicio de calidad, o lo que es lo mismo, suministrar un servicio dotado de excelencia y que satisfaga las necesidades de quien lo requiere.
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