Durante las vacaciones acostumbro a leer, junto a los clásicos, algún ensayo sobre técnicas que puedan facilitar mi trabajo en el “curso” venidero, pues considero que la relativa desconexión de los días estivales constituye el mejor contexto para la reflexión y el aprendizaje de temas relacionados con la mejora personal. Cuestión distinta es si alcanzaremos el éxito deseado con la puesta en práctica de las enseñanzas adquiridas…

Siguiendo esta costumbre, estos días me he aventurado a releer un libro de Cal Newport[1] que me causó bastante impacto en su momento cuyo título es Céntrate (Deep work). Las cuatro reglas para el éxito en la era de la distracción (Península),y la verdad es que me he alegrado con la elección, pues la segunda lectura me ha permitido afianzar ideas y descubrir nueva información relevante, todo ello desde una perspectiva de su aplicación al ejercicio profesional de la abogacía. Además, la materia en sí, como enseguida veremos, es ideal para comenzar la nueva etapa de actividad que a todos se nos viene encima.

Antes de entrar a fondo en la materia, solo te pido que ahora pienses en algún momento en el que has conseguido trabajar en algún asunto completamente concentrado, sin distracciones, y en el que al concluir has sentido que has aprovechado el tiempo y, además, y te has mostrado pletórico con los resultados obtenidos. Pues bien, esa vivencia, cada vez más escasa, es a la que vamos a dedicar este post.

Básicamente el Trabajo Profundo (TP) según Carl Newport (Deep work) lo constituyen actividades profesionales que se llevan a cabo en un estado de concentración desprovisto de distracciones, de tal manera que las capacidades cognitivas llegan a su límite máximo. El TP es un estado de máxima concentración que te permite adquirir conocimientos complejos y producir trabajos de calidad con rapidez. Este concepto, de fácil comprensión, contrastaría con el denominado Trabajo Superficial (TS) formado por tareas que no son exigentes desde el punto de vista cognitivo, tareas de tipo logístico que se suelen ejecutar en medio de distracciones; mientras el TP crea valor, mejora las habilidades y no es sencillo de replicar,  el TS no crea gran valor y es fácil de replicar.

Obviamente, en todo trabajo encontraremos actividades vinculadas tanto a un TP como a un TS, siendo imposible eliminar las últimas en beneficio de las primeras; no obstante, la gestión del TP pretende reducir el TS a los mínimos posibles en beneficio de aquél; no se trataría de eliminar el TS, sino de controlarlo.

Pues bien, entre las conclusiones del estudio destacan diversos beneficios que ponen en valor el meritado TP:

  • Para aprender rápidamente cosas difíciles y complejas, es necesario concentrarse con intensidad y sin distracciones, premisa esencial del TP.
  • Incrementar la intensidad cuando trabajamos profundamente, maximiza los resultados que se producen por unidad de tiempo invertida trabajando (el TP optimiza nuestro desempeño).
  • El TP está íntimamente vinculado a la excelencia y la calidad en los resultados obtenidos.
  • Cuando te concentras profundamente, tu mente afianza los caminos de aprendizaje y fortalece las conexiones entre las neuronas para que se activen más rápido. Esto significa que cuando te centras profundamente en una habilidad específica, literalmente reconfiguras tu cerebro para desarrollar esa habilidad con mayor efectividad.
  • A medida que entrenemos la capacidad de trabajar profundamente seremos más eficaces dominando las distracciones.

Partiendo de los beneficios del TP, el ensayo destaca la importancia de disponer de habilidades para llevar a cabo un trabajo en profundidad (en el que la atención y voluntad serán claves); no obstante, a pesar de ser ésta una competencia cada vez más valiosa en nuestra economía, es, curiosamente, escasa y precaria. Las razones de ello descansan fundamentalmente en que vivimos en la era de las distracciones, en las que tendemos a hacer lo más fácil, seguro y gratificante, reinando así una cultura del TS (internet, redes sociales, reuniones improductivas) fomentada curiosamente por las prácticas rutinarias de las propias empresas.

Naturalmente, el TP requiere el aprendizaje de una serie de principios y técnicas que me propongo desarrollar en sucesivos posts, si bien hoy concluiré con una referencia a las habilidades vinculadas al aprendizaje y ejecución del TP:

Concienciación: es clave que seamos conscientes de la existencia de estas dos modalidades de trabajo (TP y TS), de sus características, finalidades y  efectos beneficiosos o perjudiciales para nuestro desempeño; solo así, podremos volcarnos con una cultura del TP.

La atención: es el pivote del TP, pues solo prestando atención completa al trabajo a desarrollar, llegará la concentración y no dejaremos espacio para pensar en cuestiones irrelevantes o en problemas; por otro lado, aquélla, y esto está demostrado científicamente, permite ignorar lo negativo y centrarse en lo positivo, efectos que indudablemente favorecen la evitación de distracciones.

La voluntad: entendida como la virtud por la que una vez tomada una determinación o decisión concreta, se lleve a cabo lo necesario para alcanzar las metas (aunque surjan dificultades externas o internas o disminuya la motivación personal), gracias a un esfuerzo continuado para pasar a la acción venciendo las dificultades y venciéndonos a nosotros mismos, es una virtud imprescindible para el desarrollo del TP, pues trabajar a fondo “es ir más allá de las buenas intenciones” desarrollando una serie de habilidades que nos permitan mantener una concentración ininterrumpida.

La gestión del tiempo (planificación): la gestión del tiempo es la práctica de gestionar tu trabajo para asegurarte de que estás utilizando tu tiempo de la manera más consciente posible. Esta gestión puede aumentar la productividad, pero la mayor ventaja de la gestión eficaz del tiempo es la capacidad de establecer correctamente las prioridades en tu día. De ello se colige la importancia de manejar adecuadamente habilidades de planificación de tareas, programación, creación de rutinas de trabajo, etc. que serán claves en el TP-

Podríamos concluir, siguiendo a Carl Newport, afirmando que el TP es valioso, tiene sentido pero es escaso.

En próximos posts trataremos de aportar, de la mano de Carl Newport, algunas ideas para luchar contra dicha precariedad a través de algunas estrategias para fomentar el TP.

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[1] Cal Newport, profesor de Ciencias de la Computación en la Universidad de Georgetown y autor de “Deep Work: Rules for Focused Success in a Distracted World.