Hoy deseo contaros una doble experiencia que he vivido recientemente y que guarda una estrecha relación tanto con los cambios que la “rueda de la fortuna” puede provocar en el estado de ánimo del abogado, como con el trasfondo de incertidumbre e inseguridad en el que desempeñamos nuestro trabajo.
Hace algo más de una semana, concretamente al final de la jornada matinal del viernes 18, cuando me disponía a marchar del despacho recibí un correo electrónico de mi procurador de Madrid, por lo que volví a sentarme y leí el contenido del mismo: Notificación de sentencia.
Vaya, me dije, la sentencia del asunto J, ¡ya era hora!
Dicha resolución derivaba de un asunto de considerable importancia que había sido ganado en ambas instancias por mi cliente y recurrido en casación de adverso, por lo que abrí el archivo adjunto tranquilo y confiado en que el fallo de la sentencia sería desestimatorio del recurso. De hecho, me alegraba por recibir lo que presumía sería una buena noticia.
Sin embargo, cuál fue mi sorpresa cuando comprobé que el fallo, contra todo pronóstico, era de estimación del recurso de casación.
Ya podéis imaginar cómo se me quedo el cuerpo. Tras tres años de trabajo duro para ganar primero un juicio complicadísimo y después ver como se confirmaba en la Audiencia este primer éxito, ahora, de golpe todo se venía abajo. Tras hojear el texto de la sentencia, me senté a cavilar y totalmente frustrado me dije “esto es lo que hay” y no hay nada que hacer. Apague el portátil y me marche a casa pensativo y con un enorme malestar. Estudiaría la sentencia durante el fin de semana y el lunes vendría el trago amargo de comunicarle la mala noticia al cliente, con todas las dificultades que ello conllevaría. Luego, pensé, tendría que intervenir, en una posición claramente desventajosa a una posible ejecución, la tasación de costas, etc. Finalmente, con sana envidia, pensé en el éxtasis que estaría sintiendo el compañero adverso.
Vaya, que pasé del cielo al infierno.
Y he aquí que llego el lunes al despacho, contrariado y con las energías aun escasas, cuando recibo a media mañana otro correo de una procuradora sevillana por la que me comunica que la notificación de otra sentencia, esta vez de la Audiencia Provincial. Para colmo era de un asunto recurrido por mi cliente en apelación frente a otra desestimatoria de su demanda.
¡Por favor, – pensé – otra vez no! Y esta vez las opciones de recibir malas noticias eran más probables que en el caso del Tribunal Supremo.
Cerré la puerta del despacho, respiré hondo y abrí el archivo adjunto.
El asunto origen de esta sentencia no era de menos importancia que el anterior, al menos en cuanto al aspecto moral, pues en mi opinión mi cliente había sufrido un verdadero atropello a nivel contractual que no fue reconocido en primera instancia, habiéndose dictado una sentencia desestimatoria con costas (que fue una auténtica sorpresa para mi y para el cliente) Además, estaba convencido que podría lograrse su revocación.
Comencé pues a leer la sentencia detenidamente hasta que el ponente realizaba una serie de consideraciones que podía interpretar como un signo favorable a mi recurso (imagino que muchos compañeros hacen lo mismo, mientras que otros se van directamente al fallo) Tras los primeros párrafos llegaba el apartado definitivo. Aquí podría seguir el texto con la misma tónica positiva o que surgieran los fatídicos “No obstante” o “Sin embargo”… Pero nada, todo seguía favorable hasta que no me lo pensé dos veces y piqué en el ratón del ordenador en busca del fallo…
Estimamos el recurso de apelación interpuesto…¡y condena a las costas de primera instancia!
Imaginaos ahora lo que sentí cuando comprobé que tras años de trabajo duro recibía la recompensa en la que siempre confié pero que temía nunca llegaría. Imaginaos la alegría de recibir este regalo después de lo acaecido el fin de semana. Y para mayor gratificación, ahora sentiría el placer de poder comunicar a mi cliente (que, el pobre estaba tan ansioso, que cada vez que lo llamaba pensaba que era para comunicarle que ya teníamos sentencia) y decirle que habíamos ganado. Igualmente, esta vez también pensé en el compañero adverso…
Fue como pasar del infierno al cielo.
Ese día tuve que hacer dos llamadas a dos clientes.
Ese día continúe siendo un abogado.
17 comments
Efectivamente es que a pesar de que eixtan fallos uniformes que sean coincidentes en positivo con las causas que denfendemos, los Magistrados apoyados en su sana critica, control difuso, jurispruencia facultativa no vinculante y otros; con sus decisiones materializan la impredictibilidad del sistema juridico
Muchas gracias Richard, lo de la impredictibilidad del sistema está perfectamente definido y me parece una muy buena aportación. La emplearé a menudo.
Compañero, mejor no lo has explicado. Algunos días nos vamos cabreados del despacho, otros días muy contentos. Esta es la vida del abogado, venerada y odiada al mismo tiempo.
Por cierto, el cierre del artículo «ese día continúe siendo un abogado»… me quito el sombrero.
Un abrazo.
Gracias Vicente, comparto tu reflexión al dedillo: profesión venerada y odiada.
En cuanto al final, pues fíjate, le di un montón de vueltas y opeté por lo simple en lugar de razonar sobre todo lo anterior. Se ve que he acertado!!
¡Cómo me suena este artículo! Pasar del todo a la nada y de la nada al todo con una resolución desfavorable o favorable. Incluso a veces una mala Sentencia, donde no eres el único condenado al pago, por ejemplo, te satisface. Tal vez ésta sea la peor parte de esta profesión… ¡pero es lo que hay!
Es lo que hay, eso es, no nos queda otra, pero si te fijas la parte negativa te fortalece y te ayuda a disfrutar mucho más los buenos momentos de la profesión, que los hay! Gracias
AYYY OSCAR, como siempre no se puede contar mejor nuestro día a día, y da igual el tiempo que llevemos ejerciendo, cada sentencia es la 1ª. Compartir nuestros desvelos y alegrías es muy reconfortante. Graciass por tu blog¡¡
Así es Pepa, totalmente de acuerdo en lo importante de compartir. Gracias por tu aportación!
Completamente acertado y situación real como la vida misma la que describes compañero Oscar… Dura profesión la nuestra, si además tenemos en cuenta que el cliente al que le toca recibir la dura y negativa noticia no tiene, lógicamente, los conocimientos jurídicos y/o no entiende los argumentos jurídicos que se utilizan en las sentencias por nuestros ilustres magistrados, en muchos de los casos…
Enhorabuena por tu blog y tus artículos. Me declaro fiel seguidora. Gracias.
Gracias Cinta por tu comentario y fidelidad. Pues si, es una buena perspectiva esa que comentas sobre el desconocimiento del cliente de la argumentación del Juez y sus consecuencias… La emplearé en el futuro:)
Enhorabuena por tus artículos, comparto integramente.
Saludos
Muchas gracias por el comentario Marcelino!
Buenos días.
Soy una abogada joven, sólo hace 1 año que ejerzo esta apasionante profesión y la verdad es que me reconforta leer tu blog y tus artículos en LegalToday. Tus explicaciones se hacen muy cercanas y mitigan (al menos un poco) el temor que nos envuelve cuando empezamos en este mundo. También me parecen muy interesantes las reflexiones y los consejos que proporcionas, los intento aplicar a mi día a día.
Respecto a este post, que cierto es como nos puede condicionar la decisión de un Juez/a, como nos cambia nuestro estado de ánimo; creo que en realidad el fallo judicial a veces es un auténtica quimera.
Un saludo
Muchas gracias por tu comentario Noelia. Es así, nuestro estado anímico está permanente condicionado por estos cambios, pero la experiencia y práctica profesional te irán ayudando a vivir con esta realidad que a veces se compensara (y te deseo que sea muchas veces) con resultados favorables en forma de sentencias, autos o negociaciones exitosas. Eses es el gusanillo que nos mantiene muchas veces.
Con mi deseo de que te vaya muy bien en esta vendida profesión, recibe un saludo.
Siempre lo he dicho y lo mantengo: el día que deje de sentir algún tipo de emoción cuando abro un correo con una sentencia o cuando subo a estrados, sea cual sea la importancia del asunto, ese día lo dejo. Enhorabuena por tus artículos, te hacen sentir menos «solo». Un saludo.
Muchas gracias José Manuel, la verdad es que es una reflexión muy bonita y , sobre todo, muy profesional. A mi me pasa exactamente igual!!
Me acabo de comer no sé cuántas galletas seguidas moviendo la cabeza de lado a lado…A por la LECHE