Si la autoconciencia (primer pilar de la inteligencia emocional que tratamos en nuestro último post) se corresponde con la capacidad del individuo de comprender las emociones, los puntos fuertes, las debilidades, las necesidades y los impulsos de uno mismo, la autogestión, siguiendo a Daniel Goleman (psicólogo estadounidense, que adquirió fama mundial a partir de la publicación de su libro Emotional Intelligence en 1995) representa la capacidad de controlarlos y canalizarlos de forma útil. Por lo tanto, a través de la primera, comprendemos y reconocemos lo que ocurre en nuestro interior; por la segunda, gestionamos dichas emociones de forma adecuada.

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