En el post precedente https://oscarleon.es/empleo-las-figuras-retoricas-alegato-la-paradoja-la-ironia-i/  tratamos las figuras retóricas centrándonos en su utilidad para el discurso forense y examinando el primer bloque de las figuras descriptivas. Hoy, para concluir esta serie, nos dedicaremos a las figuras patéticas,  y a las figuras lógicas e ingeniosas.

Figuras patéticas

A través de estas figuras, el orador expresa sus pasiones y sentimientos con el fin de impactar al auditorio.

Apóstrofe: Consiste en dirigirse a persona diferente (presente o ausente) del auditorio de forma habitualmente inesperada.

«Esto es inaceptable (dirigiéndose a la parte contraria), y usted lo sabe… ¡Faltar a su compromiso cuando toda la población había movido cielo y tierra para adecentar las calles del municipio! ¿Cómo puede justificar tal conducta?».

Conminación: A través de esta figura, con un claro sesgo intimidatorio, se pretende amedrentar al auditorio advirtiendo de las consecuencias que podrían producirse de actuar de un modo específico.

«A la vista de la claridad de los hechos acreditados, no duden señores y señoras miembros del jurado, que de absolverse al acusado, nuestra sociedad tendrá una razón más para sentirse insegura y en peligro ante la tesitura de encontrarse en la calle con personas como el hoy acusado».

Deprecación: La deprecación es una expresión insistente de un deseo a través de una súplica vehemente.

«Y si su recta decisión alcanza a la condena de este hombre, pido y suplico, con la convicción que me da el saber que la virtud de la clemencia adorna a sus ilustrísimas, que el fallo permita al acusado conservar la vida….».

Imprecación: Con ella formulamos airadamente votos y deseos de que se produzca un perjuicio sobre alguien.

«Esperamos y deseamos que todo el peso de la Ley caiga sobre el acusado, y que a través de la penitencia merecida, el sufrimiento y penar que padezca, le ayude a arrepentirse de lo que hoy se jacta».

Exclamación: MAJADA lo define bellamente como el desahogo de los afectos y de la emoción, viva manifestación de la agitación del espíritu.

« ¡Jamás, jamás podrá volver a ver!, ¿No es suficiente esta desgracia para ocultar la soberbia y arrogancia mostrada ante la paciencia e incredulidad de los presentes?».

Hipérbole: A través de la hipérbole exageramos o deprimimos personas, hechos o cosas hasta límites inveraces con el fin de llamar la atención del auditorio sobre la importancia del asunto, consiguiendo a su vez impresionar al mismo.

«Su actuación en prevención del crimen fue tal, que de no haber actuado a tiempo, el acusado habría dado buena cuenta de la vida y honra de todos los parroquianos y, si me apuran, del conjunto de los habitantes de la comarca».

Personificación: Atribución de cualidades humanas a cosas inanimadas o abstractas y por tantos carentes de sentimientos.

«Tal fue el daño causado con tan inoportuna filtración, que la bolsa, agitada por la noticia, se sensibilizó de tal forma, que los valores cayeron a números desconocidos en la historia de la compañía».

Interrogación: Este recurso nos permite realizar y destacar una afirmación a través de una pregunta que se hace a sabiendas de que no obtendrá respuesta de terceros. Es la denominada pregunta retórica, a través de la cual el orador introduce su propia convicción, esta vez acentuada por la figura, impresionando al auditorio con la fuerza pasional que conlleva.

«Y nos preguntamos ¿si no sabía que la vivienda estaba ocupada en el momento de la transmisión, por qué el testigo ha afirmado que la primera semana de marzo aquel le concedió un mes para el desalojo?».

Y como no, la famosa pregunta de CICERÓN:

¿Hasta cuándo, por fin, abusarás, Catilina, de nuestra paciencia?

Subyección: En este caso, semejante a la interrogación, se realiza por el orador una pregunta y se ofrece a continuación la respuesta. Este recurso es de extraordinaria utilidad para el abogado, pues a través del mismo se anticipa a las objeciones del rival, convirtiéndolas en preguntas que va respondiendo, previo un análisis argumentativo del caso. Al igual que la interrogación, la subyección es un recurso muy apropiado para mantener la atención del auditorio y hacerlo participar en el proceso oratorio.

«¿Por qué prescindió de su consentimiento? Pues sencillamente porque el demandado era consciente de que dicho acto no beneficiaría a su hermano».

Figuras lógicas

Estas figuras buscan ofrecer más claridad y fuerza argumentativa a las ideas presentadas a través del alegato.

Simplificación: Consiste en sintetizar las ideas para conceder mayor sencillez y claridad al mensaje.

«En definitiva, no habiendo atendido los pagos aplazados con anterioridad a la presentación de la demanda, el actor carece de facultades para el ejercicio de la acción entablada».

Amplificación: Consiste en expresar una idea desde diversos puntos de vista, opiniones o perspectivas, normalmente bajo un prisma más grandilocuente que el pensamiento amplificado.

«En apariencia, el vehículo era ideal. Todo atraía del mismo, su diseño, su color, el sonido del motor e incluso el precio. De esta forma, el acusado logró encandilar a …».

Gradación: Las ideas se expresan ordenadamente siguiendo una progresión hasta alcanzar la idea pretendida. Puede emplearse de forma aumentando o disminuyendo la gradación.

«El actor afirma vehementemente la prueba de los hechos, sin embargo, éstos aparecen inicialmente desdibujados; luego, se esconden en la niebla del olvido de los testigos para, finalmente, desaparecer con la prueba pretendida».

Anticipación: Consiste en la refutación anticipada de un argumento u objeción que probablemente se realizará por el auditorio.

«Probablemente el demandado nos dirá que actuó movido por el interés de beneficiar a sus socios, pero lo cierto es que ha quedado demostrado que actuó simple y llanamente en su propio beneficio».

Paradoja: Figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases que expresan contradicción, de forma que se destacan aún más ambos conceptos o uno de ellos.

«Mientras más deuda contraía con la entidad, embotando el filo de su economía, más dilapidaba éste su patrimonio como si de un nuevo rico se tratase».

Sentencia: Es una reflexión sobre un tema general expresado de forma sucinta y muy precisa. La sentencia comprende el apotegma (sentencia de un autor conocido), la máxima o consejo moral; los dichos, refranes y que encierran una enseñanza procedente del pueblo.

«Por lo tanto, acorde con la máxima prior tempore potior iure el derecho de propiedad de….».

Concesión: Puede entenderse como el reconocimiento de un argumento ajeno que no nos perjudica o la aceptación fingida de un pensamiento ajeno que posteriormente desvirtuamos. En ambos casos se obtiene una impresión de gran seguridad y confianza.

«Cierto, podríamos admitir que mi cliente se ausentaba de manera reiterada del hogar familiar, pero ello jamás podría justificar la desproporcionada decisión adoptada por su cónyuge con desprecio a los más elementales fundamentos de la institución».

Figuras ingeniosas

A través de las mismas, guiadas por el ingenio, se presenta un pensamiento como velado y oculto, realzándolo en provecho del orador.

Perífrasis: También conocido como rodeo discursivo o circunloquio, consiste en expresar en muchas palabras aquello que podría exponerse de forma mucho más sencilla.

«Y poco después de la brutal agresión, el esposo dio el último suspiro».

Ironía: Consiste en dar a entender lo contrario de lo que se está expresando, con una finalidad de demérito del objeto de la ironía. Cuando ésta adquiere caracteres mordaces estamos ante el sarcasmo.

«Claro, y si no se le hubiera requerido, probablemente el acusado se habría personado con el importe adeudado más los intereses pactados en casa del Dr. Gómez por su sola voluntad».

Preterición: Por medio de esta figura el orador manifiesta que no tiene interés de hablar sobre determinado asunto pero, en realidad, lo hace a través de la misma figura.

«No queremos agotar a este digno Tribunal, y por ello no vamos a volver a entrar en examinar cómo ha empleado el demandado la mala fe en este proceso».