Recientemente me escribió mi compañero Miguel Ángel Callejas desde Hellín (Albacete) pidiéndome que escribiera un post dirigido a los jóvenes abogados con el fin de, en la medida de lo posible, animarlos y aconsejarles para superar los difíciles momentos asociados al comienzo del ejercicio profesión, petición que, encantado, me dispongo a satisfacer en un día tan señalado como el último del año. Teniendo en consideración dicha fecha, he pensado que la mejor forma de intentar ayudar no es otra es a través de un Decálogo de consejos, pues de esta forma los compañeros podrán detectar no sólo las dificultades, sino igualmente los posibles remedios.

Finalmente, señalar que este Decálogo, inspirado en un post que publiqué hace casi un año para mis colegas de Huelva[1], va dirigido igualmente a los abogados veteranos, pues os aseguro que la gran mayoría de las recomendaciones no las hemos de perder de vista por mucha experiencia que tengamos…

.- SER REALISTAS: Debes conocer la dificultad de una profesión en la que hay demasiados abogados, y donde la competencia es dura, lo que se traduce en una elevada oferta de servicios, un descenso sin precedentes en los honorarios y, por supuesto, una escasez de clientela. Ser consciente de esta situación es fundamental para que dispongas de una idea realista del escenario en el que vas a desarrollar tu práctica. Realismo, por muy duro que pueda ser, es la mejor medicina para evitar caer en la trampa de la ingenuidad.

.- PERTRECHARSE DE RECURSOS EMOCIONALES: Al conocer este panorama, ya tienes mucho ganado, pues tus expectativas deberán ajustarse progresivamente a esta realidad, lo que te ayudará a evitar muchas frustraciones y, además, sabrás de antemano cómo actuar ante las dificultades para ir creciendo como abogado. Aquí la tolerancia a la frustración, la perseverancia y la disciplina son vitales. Recuerda, como decía Martínez Val, que los despachos no se hacen con el sudor de la frente, sino con el sudor del alma.

.- MANTENER VIVA LA VOCACIÓN: Para este viaje debes ir bien pertrechado, y qué mejor que te acompañe la vocación, esa llamada o voz interior que sentimos y nos impulsa hacia el ejercicio de nuestra profesión, esa llamada que surgirá e irá creciendo a medida que vayas conociendo los entresijos de la misma, con sus sinsabores y alegrías, con sus buenos y malos momentos. Sin vocación estarás perdido.

.- LA FORMACIÓN ES VITAL: Sé siempre humilde y sé consciente de que el abogado está permanentemente en un proceso de formación y crecimiento, tanto técnico como emocional. Esta realidad tiene dos vertientes: una primera, la necesidad de formación y autoformación continua (decía Couture: “estudia, pues si no estudias serás cada vez menos abogado”); y la segunda, cuando necesites ayuda, tanto para solventar dudas jurídicas para la defensa de tus casos cómo para superar una crisis vocacional, no dudes en dirigirte al compañero veterano, quien te apoyará y ayudará a encontrar la solución que necesitas. Compartir, fruto de la lealtad que nos une, es una de las formas de compañerismo más extraordinarias que existen.

.- HAZTE VISIBLE Y RELACIONATE: Relaciónate constantemente, sal de la torre de cristal que constituye tu despacho y, alejado del mismo, hazte ver, pues de esta forma tus posibilidades de incrementar contactos y encontrar clientes potenciales aumentará considerablemente. La asistencia a congresos, charlas, desayunos de trabajo. ¡Tenemos que ver y ser vistos! De lo que se trata es de buscar oportunidades en cualquier tiempo y lugar, es decir, ser siempre un abogado (no olvidar las tarjetas) y no perder oportunidad para que todos sepan quiénes somos y qué hacemos. Que nadie piense que esto es presumir; todo lo contrario, es vivir y sobrevivir.

.- CONOCE TU DESPACHO: Dispón siempre de una radiografía de tu despacho, especialmente en materia económica-financiera, pues éste, como organización dotada de unos recursos para la obtención de un fin, no deja de ser una empresa (muy especial, por supuesto, pero una empresa). Por lo tanto, cuídate de conocer constantemente la salud de tu despacho, y así tendrás la información necesaria para adoptar las necesarias decisiones estratégicas.

.- CUIDA LOS HONORARIOS: Vigila todo lo relativo a los honorarios profesionales, puesto que un despacho sin ingresos, o con ingresos insuficientes, está condenado a la extinción. Para ello, aprende técnicas de presupuestación, gestión y cobro de honorarios, y dale la importancia que merecen, pues sin una posición definida en este campo llegará un momento en el que te darás cuenta de que el trabajo realizado nunca está suficientemente compensado.

.- MIMA AL CLIENTE: Fideliza a tu cliente, pues es el verdadero tesoro de la Abogacía; sin él no hay profesión. Crea un vínculo de confianza basado en la lealtad, honestidad, transparencia e información, lo que el cliente te agradecerá permaneciendo a tu lado y dándote nuevos encargos.

.- SE UN ABOGADO EMOCIONALMENTE INTELIGENTE: No olvides la importancia que tiene la gestión emocional en nuestro trabajo, pues continuamente estamos interactuando con personas y con sus emociones. El abogado es humanista y todo lo humano le atañe, por lo que te facilitará enormemente la práctica profesional disponer de habilidades emocionales, ya que estas incrementan notablemente las funciones intelectuales y da acceso otras habilidades de manifiesta importancia para relacionarnos con los demás y ser más eficaces, máxime en un contexto plagado de controversias.

10º.- SE HUMILDE EN LA VICTORIA Y PRÁCTICO EN LA DERROTA: Si tuviera que elegir el factor adverso que más incide en el trabajo de un abogado es la dependencia del éxito/fracaso de su actividad.  Como tenemos que contar con ambas situaciones, hemos de estar preparados para disfrutarlas o aceptarlas. En consecuencia, por higiene mental, hemos de aprender a vencer con elegancia, sin aspavientos, reconociendo el empuje recibido de los demás, respetando más si cabe al antagonista. Y en cuanto a la derrota, hay que tomársela cómo parte del juego y como el mejor estímulo para la corrección de los errores detectados y mejora de nuestras habilidades. Es humano lamentar la derrota, pero hay que adaptarse inmediatamente al nuevo escenario.

¡Que tengas un Feliz año personal y profesional!

 

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[1] https://oscarleon.es/carta-joven-abogado-onubense-colaboracion-icahuelva/